80. El alfarero (Pablo Núñez)
Llegó a nuestro pueblo sin hacer ruido, con un viejo chaleco manchado de barro y un baúl enorme. Compró el local que el difunto Ambrosio había dejado en herencia a sus hijos, en la calle Alfarería. Lo convirtió en su hogar y en su lugar de trabajo a la vez. Observábamos cómo iba llenando una pequeña ventana que usaba a modo de escaparate de todo tipo de utensilios. Pronto se hizo popular por sus obras y rara era la casa que no tenía una de ellas en alguna estantería.
Al tiempo, búcaros, tinajas, barreños y vasijas fueron sustituidos por cuatro bustos cuyas expresiones de agonía nos hicieron creer que se trataba de santos en el momento en el que sufrían alguna tortura; pero un escalofrío recorrió nuestros cuerpos cuando descubrimos que eran las caras de los hermanos Martínez, matones de la comarca que, en noches de borrachera, tras increparlo, le destrozaban el torno donde moldeaba sus figuras. La policía intentó atar cabos y nosotros decidimos desatarlos. A fin de cuentas, si el alfarero tuvo algo que ver con la desaparición de los Martínez, ellos se lo buscaron. Además, desde entonces, sus viudas no necesitan maquillarse y han vuelto a sonreír.
Pablo, me gusta tu relato, sus imágenes, ritmo y fluidez. Suerte y saludos.
Muchísimas gracias por tus palabras, Calamanda, y por tu visita. Es un verdadero placer que te hayas pasado por aquí a leer.
Saludos.
Pablo
Hay personas que son una bendición para todos, parecen haber venido al mundo para alegrarlo, incluso también para solucionar problemas y situaciones que parecen irresolubles, individuos únicos, que deberían abundar más. Este alfarero, un hombre habilidoso, también lo fue para deshacerse de unas personas dañinas, todo lo contrario de lo que él era, con la connivencia de todo un pueblo y la alegría de las parejas inmerecidas de esos maleantes, a las que maltrataban. La violencia y la venganza nunca están justificadas, pero creo que todos nos solidarizamos con la forma de actuar de este artesano, todo un personaje, como también con la complicidad de las gentes que, agradecidas, lo arropan.
Un abrazo grande y suerte, Pablo
Amigo Ángel, estoy totalmente de acuerdo contigo sobre que la violencia y la venganza nunca están justificadas, pero una vez dicho esto, la ficción nos da la libertad de crear mundos paralelos y dejar que los personajes arreglen las situaciones en las que los metemos como crean conveniente ☺️.
Siempre es un placer tener tu visita y ver lo bien que nos tratas con tus maravillosas lecturas y certeros comentarios.
Un fuerte abrazo.
Pablo
Nada mejor que el barro como telón de fondo de una presunta tragedia con final feliz. Muy bien escrito.
Muchísimas gracias, Edita. Me costó mucho encontrar algún relato con el marrón de telón de fondo y el barro vino a rescatarme.?
Saludos.
Todo un collage de influencias, Fuenteovejuna y el zorro se dejan ver en este relato que hace muy delgada la linea entre la justicia y la venganza, aunque el personaje parece un tipo tranquilo según lo describes, un tipo serio y servicial, un tipo al que admirar. Bonita historia
Pues muchas gracias, Ana. Me gusta mucho que apuntes a Fuenteovejuna y al zorro (con lo que a mí me gustaba y me sigue gustando). Muy interesante tu lectura.
Un beso fuerte. Un placer que te hayas pasado por aquí.