25. Como el avestruz (Gabriel Pérez)
Tengo que llegar a la final de los 100 metros como sea. No acepto un nuevo fracaso después de los duros entrenamientos a los que me he sometido durante el último año.
He practicado todas las distancias -las largas se me dan regular-. He mejorado en las cortas como nunca pensé que lo haría… Y él seguro que la correrá… Será uno de los ocho elegidos: su marca es la mejor de la temporada con una ventaja de medio segundo respecto a la siguiente. Normal que sea el favorito de la prensa internacional, de los aficionados de cualquier país del mundo… y de mi mujer. Tanto que lleva viéndose con él desde hace quince meses (lo sé; los demás, no; ellos creen que yo tampoco).
No conseguir jugármela contra él sería una derrota algo más que dolorosa -¡cruel, insoportable, inhumana…!-; un mazazo para mis aspiraciones de superación, para mis deseos de revancha. No pienso volver a hacer como el avestruz. Por eso debo ser yo -¡sí…! ¡YO!- quien dé el pistoletazo de salida.
Ay, madre, ya veremos hacia dónde apunta con la pistola. Suerte, Gabriel.
Hola Lorenzo.
Me temo que no hacia arriba…
Muchas gracias e igualmente!
Me temo que alguien se va a quedar en los tacos de salida. Espléndido final.
Suerte, Gabriel.
Pues sí
Muchas gracias, maestro!!
Igualmente!!
Hola, Gabriel.
Por fin lo has solucionado.
Un tema, el que tocas, que produce una sonrisa por no estar en la piel del protagonista. Me gusta mucho esa decisión final de no volver a ser un avestruz, es una buena filosfía de vida, pero temo que va a producirse una desgracia.
Un abrazo y mucha suerte.
Hola Towanda.
Lo pude solucionar gracias a ti…
Estoy en Polonia para pasar unos días con la familia y sólo tengo WiFi en sitios como la estación de trenes, donde estamos ahora esperando…
Muchas gracias dobles, Towanda!!
Un abrazo y mucha suerte también para ti!!
Tu protagonista asiste impotente al éxito de su rival en la competición, alguien a quien no puede superar; tampoco puede hacerlo, y eso es lo que más le duele, en lo personal. Su sensación de fracaso es absoluta. Consciente de que no querer ver la realidad no va a cambiarla, decide cortar de forma tajante y eliminar a su competidor de una forma poco deportiva. Puede parecer una decisión drástica, pero alguien con las ilusiones vacías siempre cree no tener nada que perder.
Un abrazo, Gabriel. Suerte
El protagonista de esta historia es un tipo frustrado que cree haberlo perdido todo y que no sabe aceptar las derrotas. Es normal que se sienta dolido (su pareja tiene un amante y no es sincera con él) pero opta por la alternativa más cobarde e inhumana para solucionar su problema: el asesinato. Aunque creo que quedará en intento nada más. Seguro que falla… (Espero).
Muchas gracias por tu comentario, Ángel.
Un abrazo.
Un pistoletazo poco deportivo, pero en el amor y en la guerra todo vale, o eso dicen.
Buen final.
Saludos, Gabriel, y suerte.
Je je je, nada deportivo. Pero en ficción todo vale.
Muchísimas gracias, Margarita.
Un abrazo y mucha suerte (aunque creo que no te va a hacer falta) también para ti.
El estado de frustración del protagonista es enorme, Gabriel, pues le rondan ideas de venganza implacable. Di tú que la pistola que se usa en una Olimpiada está cargada con balas de fogueo… ¿O alguien las ha cambiado?
Un fuerte abrazo.
María José
Hola María José.
El estado de frustración del protagonista es tal que siente que lo ha perdido todo y pretende hacer una auténtica locura: matar al amante de su esposa. Pero seguro que a la hora de la verdad cambia de opinión y decide afrontar el problema sin crear otro peor.
Muchas gracias por tu comentario, Mª José.
Un abrazo.
El crimen perfecto, Gabriel. Un desenlace muy original y bien tramado. Mucha suerte y un abrazo.
Muchísimas gracias, Belén. Tu comentario me alegra un montón.
Un fuerte abrazo.
Sin lugar a dudas ese pistoletazo va a dar comienzo a una nueva carrera para su vida. Esa imagen de la avestruz le da un buen toque visual a la historia.
Quizá ya no tenga rival con el que competir después de ese final tan redondo.
Suerte y un abrazo Gabriel.
Esperemos que a la hora de la verdad vea la locura que pretende hacer y sea capaz de afrontar su problema con valentía. Si no, como bien dices, comenzará una pésima carrera en su vida…
A pesar de que la mayoría del microrrelato narra la frustración del protagonista y su drama personal, con ese final pretendía dar un giro hacia el humor negro (al tratarse de una ficción, puede tener su gracia). No sé si lo habré conseguido.
Muchas gracias por tu comentario, Mª Belén.
Y mucha suerte para ti también.
Un abrazo.
Ninguno de los dos parece tener escapatoria. A la velocidad de una bala real no hay humano que consiga superarla y tratar de matar a alguien delante de miles de espectadores en el estadio y de millones en sus casas no parece, tampoco, una forma de actuar demasiado lúcida. Pero, claro, estando el amor y el desamor por medio se puede esperar cualquier cosa. Saludos y suerte.
Con estas pretensiones, como bien dices, el protagonista de esta historia no parece nada lúcido. De todas formas, aún no ha hecho nada. Sólo se trata de un pésimo proyecto y puede cambiar de opinión (esperemos que así sea).
Muchas gracias por tu comentario y mucha suerte a ti también, Jesús.
jaja, el «hasta ahora avestruz» no es un atleta!
Vaya con el pistoletazo de salida, sorpresa final nos dejas.
Saludos!
Carme.