08. El Bestseller (María José Viz)
Juan era un escritor de éxito. En cuanto publicaba una nueva novela, la editorial y sus múltiples seguidores se encargaban de encumbrarla y, por ende, a su autor. Eran novelas de misterio y su personaje principal se llamaba Elías Buenaventura. Quiso ponerle ese apellido para demostrar, paradójicamente, que la vida, en ocasiones, no era fácil. Juan había tenido que bregar con muchos mares de incomprensión, antes de alcanzar la fama.
Esta mañana se ha levantado malhumorado. Se le agotaba el tiempo de entrega de la nueva novela de su personaje, amado y odiado a un tiempo. Tras horas frente al teclado, toma sus folios y los lleva a su editor. Se siente satisfecho, es más, está entusiasmado. “Mi mejor obra, sin duda”, piensa, mientras camina.
Pedro, su editor y amigo, hojea el borrador. No quiere romper el espejismo. Cuando se asegura de que Juan se ha ido, tira a la papelera todos aquellos folios en blanco.
Nos hablas de muchas cosas en tu relato: del éxito; de la obligación, una vez alcanzado, de mantenerlo a toda costa, aun arriesgándose a perder el sentido de la realidad o la cordura; de la amistad…Me ha gustado mucho, María José. Enhorabuena y suerte. Un saludo.
Gracias, Jesús. Tú sabes cómo ha sido la elaboración de mi relato, incluso me has aconsejado con pequeños cambios, por lo que me siento muy afortunada. Todos esas cosas que ves, están en el texto y me alegra saber que se comprenden perfectamente.
Besos.
Queridísima Mª José.
Qué bien reflejas la situación del escritor que ha roto aguas, que ha ha triunfado. Se cree ya que todo el monte es orégano. Y qué equivocado. Cada línea de un nuevo libro supone un esfuerzo titánico y un considerable respeto para con los lectores y para con uno mismo, si se llama a sí mismo escritor. El editor, ejerciendo de amigo de los de verdad, le coloca en su sitio. Un escritor jamás debe vivir del pasado. Amar y odiar a los personajes, qué bueno eso, para sacarles el máximo jugo posible. Y qué difícil resulta para el escritor saber renunciar a uno solo de los renglones escritos, porque son como hijos suyos de complicado alumbramiento. Un gran texto el tuyo. Y un beso muy fuerte de tu fiel admirador.
Soy yo la que te admira, Eduardo. Por tu valía como escritor y por la que desprendes como persona. He querido mostrar un escritor que se vuelve loco, de puro éxito. También quise hacer ver la presión tan fuerte que sufren escritores famosos, a los que se les exige una nueva entrega de una saga, por ejemplo, en tiempo récord. Eso debe ser terrible, trabajar con esa presión puede hacer que se llegue a aborrecer un arte como es la escritura.
Un fuerte abrazo.
La autocomplcecnia es muy peligrosa. En general, los logros pasados no garantizan éxitos en el futuro. Siempre hay que recorrer de nuevo el camino, paso a paso, y a veces, hasta dando algún paso atrás.
Pero tú, María José, lo has dicho de un modo infitinamente más bonito.
Besos.
Gracias, Carles. No sé si lo he puesto «bonito», lo que sí he querido es que fuese un mensaje muy claro y creo que lo he logrado transmitir.
Un fuerte abrazo y suerte.
Hola María José. La gloria también puede ser amarga, con lo difícil que debe ser alcanzarla. Lo has plasmado perfectamente. Enhorabuena y mucha suerte.
Muchas gracias por tu amable comentario. Siempre se dice que lo más dificil no es alcanzar la gloria sino mantenerse en ese estatus.
Besos.
Hola, M. José!!
Unas veces «el loco» se dedica a la escritura y otras, la escritura le vuelve a uno loco. Por otro lado, pienso que has querido poner los papeles en blanco para contarnos que el gran escritor, nunca estuvo del todo orgulloso de la obra que le otorgó el Bestseller.
Muy buena. Suerte. Besotes.
Gracias, Olga. Me gusta tu interpretación de mi micro. Yo creo que todos los que escribimos tenemos un punto de locura, de lo contrario, nos ocuparíamos en otras cosas más «prácticas», jajaja.
Un fuerte abrazo.
Escribir por placer es una cosa, y otra muy diferente estar sometido a la presión de mantener el listón alto, unida a la del editor que espera resultados inmediatos. El mundo editorial, tú lo sabes bien, conlleva un intento de combinación de arte y negocio, cuando son mundos que no siempre convergen. Hay casos de autores de quienes, aunque no sea literal, puede decirse que «han muerto de éxito». No se puede ser brillante siempre, nadie puede. Mantener una cierta disciplina es conveniente, pero nada garantiza la genialidad. Hay escritores que sólo la alcanzan (y bastante es) en una obra.
Centrándome más en tu personaje, es notorio que la obligación de llegar a lo sublime que tiene sobre sus espaldas le ha hecho enloquecer, de ahí esos folios en blanco, que entrega como escritos
Un buen relato, María José, quien sabe, quizá llegue por si solo o en compañía de otros a formar parte de un bestseller.
Un abrazo grande. Suerte
Muchas gracias, querido Ángel. Me sigue gustando (y creo que no dejará de gustarme) el análisis detallado, hecho con el cariño, que haces de mis micros (y de los de otros).
Has puesto de relieve algo que era muy immportante para mí que se detectara en la lectura del texto: la presión de una editorial por sacar el máximo jugo del escritor. Tú que eres periodista (eso creo, al menos) sabes de esa presión, me imagino. Me pregunto muchas veces cómo el columnista de un periódico se tiene que enfrentar todos los días a un papel en blanco, con la obligación de hablar de temas que seguramente no le interesen lo más mínimo… Yo, ya sabes, suelo enviar Cartas al Director pero lo mío es puro placer: hablo de lo que me apetece y sin prisas.
Abrazo aún más grande para ti y suerte, también.
María José, tu historia, contada habilmente, es muy aclaradora de la situacion por la que puede pasar un escritor profesional. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda, por tu amable comentario. Creo que ningunno de los que escribimos aquí somos profesionales, pero podemos ponernos en situación. Quizás las buenas películas sobre ello me hayan influido a la hora de escribir mi relato.
Besos.
Ay, pobrecito Juan. No sé si compadecerlo o pincharle el globo y sacarlo del espejismo en el que se metió… Me parece que no le voy a pinchar nada el globo, es que se fue tan feliz…
Da pena, la verdad. Que la fama haga que el tintero se te seque o, aún peor, acabe con tu cordura es, a mi entender, lo peor que puede pasarle a un escritor.
Impecable de tan blanco «El bestseller», MARÍA JOSÉ. Me gustó.
Cariños,
Mariángeles
Muchas gracias, Mariángeles. Además del personaje de Juan, el editor es también criticable, puesto que, en vez de «abrirle los ojos» a su amigo escritor, se calla…
Me alegro de que te haya gustado.
Besos.
María José
¿Qué fuerza arrastra a los creadores hasta el extremo que nos presentas?¿Qué angustias, qué presiones conlleva el éxito que terminan en la locura? Un matemático famoso, cuyo nombre no recuerdo ahora, acabó tan obsesionado por ser brillante que acabó escribiendo infinitos manuscritos incomprensibles mientras él aseguraba haber resuelto los grandes enigmas matemáticos de su tiempo.
Para echarse a temblar. Mucho más a gusto escribir desde esta página y podeer degustar historia bien fundamentadas como la tuya. Besos.
Gracias, Manuel. La historia que cuentas… ¿pudo ser llevada al cine con el título de: Mente maravillosa? Te confieso que yo, que trabajo en una biblioteca, trato con personas que, en mi manera de hablar, «se han pasado de rosca», es decir, son usuarios brillantes y grandes lectores que se han vuelto maniáticos e incluso, algunos, tienen comportamientos irracionales. ¡Una pena!
Besos.
Puede que, después de todo, realmente esos folios en blanco compongan «su mejor obra». Estremece leer en la biografía de reconocidos autores como Bécquer o Rosalía de Castro, por citar los que me vienen más a la memoria, que a la hora de sus muertes dieron órdenes de quemar todos sus manuscritos, perdiéndose en el caso de Rosalía varias de sus obras inéditas. ¿Qué es el triunfo? ¿Qué cambia al obtenerlo? ¿Leemos con la misma complacencia mañana lo que hemos escrito hoy? Demasiadas preguntas se dan cita en tu texto, María José, y eso siempre es bueno.
Me ha gustado.
Un abrazo 🙂
Agradezco generarte tantas preguntas, Manoli, con mi sencillo relato. Me detengo en la última que formulas: «¿leemos con la misma complacencia mañana lo que hemos escrito hoy?». Mi respuesta es que no, aunque considero que eso es bueno para el escritor o escritora. En las presentaciones que he hecho de mi libro hablé de la insatisfacción que produce una primera versión de lo escrito y que hay que saber «cortar» y quedarse con una de las posibles maneras de plantear nuestra idea, puesto que no hay nada perfecto en la escritura, ni en la vida, ni en nada.
Besos.
Tienes razón, Juan, los que somos del «batallón de los humildes» no tenemos esas presiones y preocupaciones que tiene mi protagonista… ¡alguna ventaja nos toca, jajaja! Aún así, es algo lamentable que la literatura se manipule hasta el punto de ser un mercadeo puro.
Besos.
Cuando la escritura se convierte en obligación, cuando la escritura es el camino al éxito y no es el fin, desaparece toda la magia. Tu protagonista ha perdido el vínculo con la realidad que solo la reconciliación con la imaginación puede curar. Muy bueno, María José. Abrazos y suerte.
Estoy completamente de acuerdo con tu comentario, Salvador. Cuando escribir deja de ser esa maravillosa sensación que nos transporta a otros mundos de sueños y no nos hace sentir bien, deja de tener valor para uno mismo.
Besos.
Cuando el éxito llega parece que todo vale, que no hay que seguir luchando pues ya estás en la cima y puedes vivir de las rentas, eso es el gran error de muchos. Hay que ser humildes, aprendices, constantes, crecer en cada una de nuestras metas.
Un relato profundo en su contenido, que nos hace pensar en esos folios en blanco en los que se escribe la vida a cada paso.
Muy buen texto.
Suerte y besos María José.
Muchas gracias, querida Belén. Nadie como tú para expresar con claridad y belleza lo que yo intenté contar y transmitir con mis modestas palabras.
Un beso grande.
M. José, un escritor debe demostrar libro a libro su valía. El problema surge cuando existe la presión por entregarlo en un plazo determinado. La inspiración es libre y caprichosa y no entiende de contratos.
Buen relato, en el que queda toda esta presión latente.
Besos apretados.
Muchas gracias, Pilar, por dejarme tu comentario. En esta ocasión lo valoro doblemente, puesto que estás delicada de salud y, aún así, has querido opinar sobre mi relato. Eso demuestra tu enorme generosidad.
No me gustaría vivir esa presión del escritor famoso. Debe ser algo estresante y angustioso, incluso. Pero tal y como está el mercado editorial, me temo que esa situación no tiene visos de cambiar.
Un fuerte abrazo.
Cuando la escritura se convierte en obligación…
Los éxitos previos vistos como algo negativo, pues el listón tan alto que dejan será difícil de superar.
Muy bien contado M.José.
Un beso.
Muchas gracias por dejar tu amable comentario, M. Carme.
Besos.
Además de lo que ya te han comentado, añadiría la ambivalencia que siente el escritor hacia su personaje, el hacedor de su gloria y de su ruina.
Y que con amigos como el editor, «apaga y vámonos».
Buen análisis, María José.
Un beso
Es cierto, Margarita, el personaje que ha hecho famoso al escritor es odiado y amado, a un tiempo. Lo has expresado muy bien.
Gracias por dejar tu amable comentario.
Besos.