112. El Cielo en la Tierra
Galileo permanece concentrado mientras observa las estrellas. Su corazón se acelera con cada descubrimiento, y siente que el universo entero se despliega ante sus ojos. La fe del mundo tiembla con sus verdades, esas que los incrédulos tornan en pecado. Mas él sonríe bajo la cúpula abovedada pues su desafío, lejos de alcanzar a Dios, tiene nombre de mujer. Solo Marina le hace viajar a años luz de este planeta. Cuando aparta la mirada del telescopio, dibuja con su dedo constelaciones sobre su piel, y se adentra en una ruta estelar que empapa todos sus anhelos. Ella provoca la desbordante curiosidad del maestro y le muestra el lugar exacto donde duerme Venus, un lugar inexplorado donde sus teorías se vuelven éxtasis para los sentidos. En un arranque malicioso, le pide al astrónomo que le regale la luna como prueba de amor. No hay más filosofía de vida para él que cumplir los deseos de su amante. Y al calor de una noche de junio, embriagados de solsticio, la lleva hasta la laguna. Allí la invita a sumergirse en el plateado reflejo de su otra obsesión.
Pues más claro el agua, si ya lo has dicho tú en el título: «El Cielo en la Tierra». Muy bien descrito, y muy buena la idea de mostrar el lado terrenal de Galileo.
Dos obsesiones son muchas. Mejor fundidas aunque…
El micro me ha ido gustando, según avanzaba un poquito más; así que… aquí estoy con mi buen sabor de boca.
Suerte!!
María, poetica y original historia de amor. Suerte y saludos.
Anda, qué precioso te ha quedado. Genial ese Galileo y sus truquitos. Genial ella que le muestra una dulce vereda. Muy bonito. Suerte y fortuna.
Hola, María.
Te ha quedado preciosa la mezcla de obsesiones de Galileo y hasta poética.
Te deseo mucha suerte, reguapa.
Un abrazo grandísimo.
Joe!!! Qué relatazo!!! Nunca me había imaginado a Galileo desde ese punto de vista. Me sorprende que haya pasado tan desapercibido. A mí desde luego me encanta. A ver si hay suerte y lo cuelas en el librito.
Besosss!!!
Me parece un relatazo. Mucho oficio y muy trabajado. Me ha encantado la historia, la conexión que has descrito y cómo lo has contado. De los que se disfrutan igual en sucesivas relecturas. Mucha suerte 🙂
Buen relato, me encanta tocaya. Solo los grandes pueden adentrarse en rutas estelares. Galileo.
Abrazos primaverales.