108. El coleccionista.
La última vez que hablé con él estaba en Angola, o quizá en Uganda, no me acuerdo bien.
Nuestra tierra se le había quedado pequeña hace mucho, y se ahogaba en la cotidianidad.
Siempre nos decía que quería viajar; que apenas conocía una milésima parte de todo lo que el mundo podía ofrecerle. Y se pasó el resto de su vida descubriéndolo. Coleccionando amaneceres, como solía decir. Porque se hizo coleccionista. De matices de verde y azul; de sonrisas; de reflejos de felicidad sincera, de las miles de formas de decir cualquier cosa.
Dejó que el mundo le mostrara toda su belleza, y tardó en reparar en esa otra cara que suele estar escondida a simple vista; la del rojo mas vivo, la de las lágrimas que no cesan, la de la crueldad como forma de gobierno; la de la indiferencia cómplice ante el sufrimiento extremo.
Nunca llegó a entender esa cara oscura. Y se reveló contra ella.
La última vez que hablé con él me dijo que no le encontraba sentido a la vida; que lamentaba haber salido de su tierra, y que no sabía si volveríamos a hablar.
Muchos se conforman con viajar a los lugares que ya conocen por otros medios, para hacer fotos y poder decir que han estado allí. Todos queremos visitar y reconocer Nueva York, París, Florencia… y tantos lugares que sabemos de memoria poe el cine y la televisión. Que haya gente dispuesta a descubrir y disfrutar de bellísimos y nuevos mundos, no tan cómodos, es de agradecer. En demasiadas ocasiones, estas maravillas se ven solapadas y trastocadas por la acción o la inacción de los poderes públicos y la maldad de algunos hombres. Desesperanzador relato, Alfonso. Suerte y un saludo.
Reafirmo lo dicho por María José Viz Blanco. Muy bueno tu relato, Alfonso. Saludos.
Hola, Alfonso.
Otro relato muy limpio en lo formal: pocos adjetivos y muchos verbos.
Viajar tanto es una manera de huir, de ser incapaz de anidar. Hay quien dijo que somos muy iguales pero muy distintos. Los mecanismos básicos de los seres humanos son los mismos en todos los lugares, «El hombre es una pasión inútil», nunca llegaría a encontrarse satisfecho, tu ptota, por más que viajase. Los mecanismos, el sentido de la vida. los anarquistas decían en un grito en la pared: fuma, jode y bebe que la vida es breve». Lo malo de la vida, en cualquier parte, aunque en unas más que otras es esa cara B de un vinilo rayado, la faz de los que mandan injusta y cruelmente. De algo, aunque de no mucho, sirvió que el pueblo hablara, actuara más bien en la Revolución francesa. Puesto que hemos evolucionado hablemos, pero TODOS, y todas a una , como en Fuenteovejuna, de una buena vez. Seamos realmente solidarios, yo a la cabeza, y hablemos en la calle, o que nos finiquiten a todos. Así tendrían que trabajar los multimillonarios. O no serían felices, porque son mentes rayadas por la aguja y siguen un surco siniestro: son felices viendo al otro abatido, demolido,; si no fuera así ya le hubieran encontrado solución. La forma que tiene el animal hombre de ponerse en la cúspide del ecosistema humano es el dinero. Maldito sea. en todas partes, com mayor o menor intensidad cuecen esas habas. e gusta tu texto. Enhorabuena y felicidad, pese a lo imposible que resulta concretarla. Qúe digo, tú nos has hecho felices con tu texto-denuncia. Un abrazote.
Disculpalas erratillas que pululan por ahí.