56. El corazón, Salustiano, el corazón
¡Jijijijiii! Sí, ya sé lo que quieres decir, Salustiano: que te estás acordando de nuestras bodas de platino, cuando nos vieron surfear sobre tiburones, ¿a que sí? ¡Ay, qué tontos son, mira que pensar que moriríamos! Yo, justo ahora que el avión coge altura, he recordado nuestro salto desde la Torre Eiffel sin paracaídas. ¡Vaya cara se les quedó a todos cuando vieron que una bandada de grullas nos rescataba, jijijijiiii! ¿Lo recuerdas?, ¿recuerdas esa postal con recochineo que les enviamos después desde Escandinavia?
¿Qué? No te entiendo, Salustiano, pero venga, sujétate bien la cánula y prepárate, que ya hay que saltar. Míralos, cuando se han enterado de que íbamos a hacer vuelo libre en pijama de franela les ha faltado tiempo para acudir. Están todos abajo: hijos, nietos, abogados… Llevan la palabra HERENCIA escrita en la frente. Pobres ingenuos, ni se imaginan que, justo cuando me beses en medio de las nubes, mientras las mariposas salen de nuestro estómago y se colocan para remolcarnos hasta Hawái, les tendremos tan cerca que nos escucharán haciéndoles una pedorreta, ¡jijijijiiii!
¿Qué?, ¿qué dices?, ¿que qué dedo tenemos que enseñarles?
Esta pareja, que parecen recubiertos de un halo de inmortalidad, ya se imaginan que van a dejar, de nuevo, a sus faniliares con un palmo de narices, mientras aguardan un posible percance por temeridad para rapiñar lo que puedan. No sabemos si la suerte les seguirá acompañando, pero al final es lo de menos, porque solo pensar que les pueda salir bien ya divierte, a ellos y a los lectores
Un relato muy simpático y original.
Un abrazo y suerte, Antonio
Hola Ángel, muchas gracias por tus comentarios, siempre acertados. Un abrazo fuerte
¡Qué buen humor y alegría destila tu micro! Me ha encantado la voz narradora, y aunque no he oído la voz de Salustiano, tan solo leer la de su pareja me hace imaginármela, y me surge una sonrisa. Fresco y mostrando cómo disfrutan los personajes de esos vuelos fantásticos, ante la atenta miradas de sus ansiosos herederos. Suerte y un abrazo
El corazón, y no el dedo precisamente, es lo que deben de tener fuerte esos dos. Porque el intestino y el oído parece que empiezan a fallar. Ocurrente, gracioso, transgresor, irreverente…
Hola Edita, hola Jesús:
Me alegro que os haya gustado.
Esta parejita tiene muchos años y han decidido que los que les quedan los van a vivir a tope, con el beneplácito de sus descendientes o sin él.
Mil gracias por vuestros comentarios.