79. El cumpleaños de Katrina
A Katrina la abandonaron al nacer, pero no fue eso lo que más marcó su niñez. Sus dos metros de altura y sus doscientos kilos la hicieron deambular de orfanato en orfanato y en todos ellos siempre era el bicho raro. Jamás recibió una palabra o un gesto amable, solo burlas, insultos y golpes.
Todo cambió el pasado 23 de agosto, el día de su cumpleaños, cuando se le apareció una criatura, rodeada de turbulentos remolinos, que le entregó una tarta con once velas y le dijo que ahora le tocaba a ella disfrutar.
Entusiasmada, Katrina sopló las velas con vergüenza y, al instante, una tormenta tropical empezó a azotar las Bahamas. Como la mayoría siguieron encendidas se esforzó un poco más en soplar y la tormenta se transformó en huracán de categoría 1 causando muertes e inundaciones por el sur de Florida.
Para apagar las dos últimas exprimió al máximo sus pulmones y el huracán creció hasta categoría 5 provocando tornados sobre la costa de México y arrasando todo aquello que se interpuso en su camino. Antes de probar la tarta Katrina, emocionada, comenzó a llorar. Instantes después más de mil personas murieron ahogadas en Nueva Orleans.
Quizá sea cierto eso de que «los últimos serán los primeros». No resulta ético ni prudente burlarse de alguien por el hecho de ser distinto. Tal vez, en virtud de un equilibrio cósmico, se establezca un mecanismo para desarrollar un poder superior, impensable poco tiempo antes, de fatales consecuencias.
Un relato intenso, como la fuerza de los elementos.
(Me alegra ver en tu currículum un libro de microrrelatos más
Un abrazo y suerte, Miguel Ángel