82. EL DELITO MÁS HERMOSO DEL MUNDO (Reve LLyn)
A las puertas de la muerte Svetlana Vólkova solo se arrepintió de una cosa. A lo largo de sus 97 años de vida se había casado tres veces y ninguna por amor; había sido infiel a todos sus maridos con hombres o con mujeres —según el interés, la conveniencia o las apetencias del momento—; había engañado, mentido, robado y conspirado —contra su familia, la iglesia y el gobierno— en unas ocasiones para medrar socialmente y en otras por un simple plato de kasha o un trago de vodka.
Tan solo una sombra oscurecía su corazón el día en que este dejó de latir.
Encontraron su cadáver en un pequeño piso de la Avenida Nevski rodeado de 13.205 libros —según catalogó posteriormente el bibliotecario designado al efecto—. Todos robados.
Nadie enterró su cuerpo, que terminó en una fosa común, ni escribió un epitafio en su memoria. Tan solo unas estanterías de la Biblioteca pública Mayakovskaya recuerdan su obsesión. Y allí, ni siquiera una placa la menciona.
El relato me gusta, sobre todo, la segunda parte.
Todo un récord el de esta ladrona de libros. Si aparte, los ha leído todos, menuda intelectual. Lo mejor es que tuvo tiempo para casarse tres veces. Hay personas prodigiosas, que hasta merecen un epitafio en una biblioteca.
Suerte y un saludo
Buenísimo. Qué original propuesta.
Mujer de armas tomar, por lo que no creo que se arrepintiera de haber robado los libros, más bien de no haberlos leído; tal vez porque su vida ya era de novela. Me ha gustado mucho, Evelyn. Abrazos.
Evelyn, Ignoro si te habrás inspirado en alguien, pero Svetlana ha resultado un personaje con fuerza.
Un saludo
Una historia distinta para este tema de los epitafios. Una historia interesante de alguien que hubiera merecido un reconocimiento por su amor a la lectura.
Bueno, tu cuento es ese homenaje.
¿Y de qué se arrepentía? ¿De no haber robado más, tal vez? ¿De no haberles sido infiel? ¿De no haberlos leído? ¿De tener que abandonarlos a su suerte?
Una bonita historia de amor, o de cleptomanía. Triste pero diferente.
Me ha gustado mucho.
Te deseo mucha suerte
Me ha gustado mucho el relato. La manera como has ido elaborando la crónica y sobre todo como has entrelazado una historia tan singular (y para mí bonita) con una consigna que de saque es fácil que te empuje al oscuro. Has conseguido mezclar sentimientos encontrados y entrelazarlos con buena y cuidada literatura. Me encantó. Mucha suerte 🙂
Hola, Reve. Me parece una historia original para la propuesta, bien pensada, escrita y estructurada, actual, con fuerza y próxima a la realidad. Qué más te puedo decir… Que me gustó (jaja). Saludos y suerte. Ciao.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Las verdad es que el tema de los epitafios me ponía triste y oscura -como dice Juan Antonio- así que traté de huir hacia otro lado. Espero que con acierto. El nombre (elegido antes del Nobel…jajaja…ha resultado toda una videncia).
Y lo de dejar sin aclarar textualmente de que es de lo que se arrepiente (veo distintas posibilidades entre los comentarios), bueno…yo lo tengo claro. Y Svetlana también. Si un libro es otra «vida» que se nos permite vivir, ella tenía la pena de haber robado esas «vidas» a los dueños de los libros. Claro que, ¿quién es el dueño legítimo de un libro más allá de quién lo lee y lo hace suyo?
Gracias de nuevo por el tiempo y la atención.
Interesante mujer, e interesante tu comentario, ya que yo también tenía esa duda …qué sombra oscurecía su corazón.
Me ha gustado, es un tema tan diferente, que quizá en eso radica su atractivo.
Te deseo ¡suerte!
Un matiz original para el tema, Reve. Me ha gustado mucho, y te agradezco la explicación porque no tenía claro qué ensombrecía su corazón.
Un abrazo.
Extraño relato, o mejor dicho diferente. Me pregunto en qué momento te llegó la idea de ambientar el tema en un país del este y con un argumento tan diferente al trillado que todos (o la mayoría)pensamos.
El resultado me parece una inmejorable apuesta.
Abrazos
Original apuesta. Nunca se casó por amor, pero el amor a los libros le desbordó tanto que fue capaz de robar y morir sobre ellos.
Fantástico Reve, un abrazo y suerte.
Simpática esta apología del robo cultural. Es como piratear en Internet. Algo contradictorio el título con la «sombra que oscurecía su corazón», salvo que sea el temor de que no pueda seguir robando libros en la otra vida. O se arrepiente de haberlos robado. Por lo demás me parece un relato muy interesante, esas historias desconocidas salvo por los omniscientes. Me gusta.