Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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36. El Dorado

Mi padre encendía un Jean con deliberada parsimonia antes de leer las cartas del tío Toni. Dirigía una cadena de restaurantes en Venezuela. Con él todo era posible. Unas vacaciones colocó a los quince primos en un Seiscientos y nos llevó a comprar helados. En su última carta contaba que había preparado el catering para la visita del presidente Nixon. Me había enviado una foto con su coche, un espectacular Cadillac El Dorado rojo nunca visto en España. En la parte de atrás decía que el día menos pensado metía el carro en un barco y volvía a casa para enseñarme a conducir.
Mi madre protestó con la mirada cuando llegó aquella carta con remitente desconocido.
-Así se hace un hombre -zanjó mi padre.
Un amigo del tío decía que había tenido un entierro de caridad. Lo había acogido en su casa cuando le echaron por impago de la pensión. Recuerdo que salí al balcón, abrumado por un silencio que entonces no entendía. A la luz amarillenta de las farolas vi a un joven y sonriente tío Toni diciéndome adios desde el Seiscientos. Esta vez no llevaba a los primos. Con él se iba, sin ceremonias, mi niñez.

9 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Um relato lleno de añoranza, con promesas que causan ilusión, aunque no lleguen a materializarse, qie una cosa es lo que se cuenta y desea, y otra la dura realidad que no acompaña a los soñadores y sus anhelos, aunque esa aparición última, pese al aire fantasmal y con sabor a despedida, tiene una gran belleza.
    Un abrazo y suerte, Lucas

    1. Lucas Romano

      Gracias Angel. Siempre se cuenta la historia de Los Indianos que triunfar on, quería hablar de los perdedores. No pases mucho calor este verano, estamos en contacto.

  2. antoniotoribios

    Un estupendo retrato del emigrante fantasioso. Y también, por contra, de los crédulos familiares, en especial el niño que lo ve como su Rey Mago favorito. Está todo dicho en tan pocas palabras. Saludos.

    1. Lucas Romano

      Saludos Antonio. Con tanta gente no te pude saludar en el encuentro de Cabezón, queda pendiente para el próximo. Gracias.

  3. Rosalía Guerrero

    Lucas, qué buen ejemplo de esas vidas que tan solo consiguieron alcanzar el Dorado en su imaginación y en las cartas que enviaban a la familia. Y qué bien representado esa pérdida de la inocencia infantil.
    Un abrazo y suerte.

  4. Mi tío no estuvo en Cuba, solo en el Sahara, ni alcanzó el nivel fantasioso del tío Toni, pero no anduvo lejos; y también nos metió en un coche, descapotable extranjero, a ocho primos, mis padres y la abuela. Su historia da para una novela. Y leyendo este relato, no pude evitar emocionarme.

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