57. El duende
Se bebe mi whisky. Y lejos de cumplir el código deontológico de los duendes – aquello de pasar desapercibido -, acaba la noche entonando canciones subido a la copa del único árbol del triste jardín. Melopea tras melopea, promete no fallarme de nuevo, que estará fresco y disponible al amanecer, que irá a buscar a la musa y la traerá en ese pato desnutrido que utiliza como transporte.
Amanece y huele a café. La musa no vendrá: ha mandado un correo con la disculpa de siempre, ya ni siquiera se molesta en cambiar una coma del texto cuando lo copia y pega. Hay una hoja en blanco sobre el escritorio. Salgo y voy hacia el árbol para despertar al pitufo holgazán. Huele a resaca. Le acerco la taza de café, lo sorbe sin demasiado garbo y sube a lomos de su ganso escuálido en busca de la esquiva, a ver si la convence. Vuelvo al escritorio y me siento. Campanilla y sus amigas giran alrededor de mi cabeza. Nosecuantas vueltas después, el infeliz regresa solo y lloroso, sirve una ronda de whisky y sale al jardín. No hay forma de acabar este relato sobre los seres mágicos.
Ni musas ni duendes piripis, a la vista está que no los necesitas. 😀
Mil gracias, Edita. Nunca viene mal una ayuda pero a estos es mejor no esperarlos, son unos impresentables 🙂
Un abrazo y muy feliz 2018
Pues lo acabaste con brillantez.
Enhorabuena, Antonio.
Muchas gracias, Rafa.
Un abrazo y muy feliz 2018.
Antonio, buena historia y mejor final. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda.
Un abrazo y muy feliz 2018.
Pues para mí lo has terminado muy adecuadamente. Prefiero pensar que no ha sido el whisky el causante, o sí, qué más da. Me ha gustado. Un saludo y suerte, Antonio.
No soy muy de whisky, Jesús, creo que más bien fue la prolongada observación de Campanilla la que me acabó sacando de este charco 🙂 . Mil gracias, que tengas un muy feliz 2018.
Un abrazo.
Menuda pandilla! y no lejos de la realidad muchas veces. ¿Cuántas veces las historias nos rodean pero no… no se posan en nada que merezca la pena? ¿Cuántos escritores se han dedicado a la bebida?
Muy simpático
Esta panda es de cuidado, sin duda, aunque en este caso echaron un cable (y esta vez no fue al cuello) :-). Muchas gracias, Luisa.
Un abrazo y muy feliz 2018.
Un relato muy interesante, que pone de manifiesto que el alcohol no es un buen compañero de viaje para la creación. De acuerdo que hay múltiples ejemplos que desmienten esto, se ve que a veces, el genio, el talento, es capaz de sobreponerse a todo. Me ha gustado mucho. Enhorabuena!!! Suerte!!
Abrzssss!!!!
El alcohol es uno de esos mitos o estigmas asociados a este oficio, hay casos conocidos de escritores que buscaron su inspiración en esas fuentes, pero estoy muy de acuerdo con lo que dices. Los verdaderos seres mágicos son la imaginación, el tel talento y el trabajo. Montón de gracias, Juancho.
Un abrazo y muy feliz 2018.
Bueno, pues el duende puede ser esquivo pero creo que ha cumplido con creces su misión.
Me ha encantado.
FELIZ AÑO 2018 para ti y para todos tus duendes.
El duende a veces se porta bien :-). Mil gracias, Isabel.
Un abrazo y muy feliz 2018 para ti también.
Por la calle de la amargura nos traen estos zapatiestas, Juan. Declaro que tu comentario me ha resultado muy agradable y simpático, un millón de gracias o incluso más. Que disfrutes de unas hermosas fiestas y que en el año que empieza todos los hados te sean propicios.
Un abrazo.