11. El empleo
-¿A quién contratan para trabajar en un hotel de carretera?. ¿Alguna vez alguien se lo pregunta acaso?. ¡Pues mira, me contratan a mí!. Yo pensaba que eso era un negocio familiar… Debo ser el tipo más tonto que han encontrado. A veinticinco kilómetros de mi casa y sin vehículo a motor. ¿Que cómo lo hago para ir y volver?. ¡Pues en bici!. ¡Usted qué se ha pensado!. ¡Si no llega ni el autobús! Es porque mi madre me obliga. Me lo ha dicho bien claro:-”O trabajas o te vas a la calle”.- Y con mi profusa experiencia es del único sitio del que me han llamado. (Por si no se ha dado cuenta lo de “profusa” es un sarcasmo). En fin, que allí me tengo que presentar a las seis de la mañana del lunes para hacer de limpiador de piscinas, botones, camarero… ¡Ni se!. Por lo menos tengo un uniforme bonito y las propinas son para mí… Igual puedo comprar un coche de segunda mano para final de año. ¡Quita, quita! Que eso gasta mucho… -Chico, me alegro de lo de tu trabajo. Pero dime lo que quieres o quita ya de en medio, que me estás formando cola.
Maria, vaya situacion que nos describes; pero si los padres no toman decisiones los hijos no dejarían de serlo. Suerte y saludos.
Divertido monólogo interior que recuerda algunos pasajes de las películas de los entrañables Hermanos Marx. Mucha suerte 🙂
Divertidas reflexiones de un hijo bastante ingenuo me parece a mí, que me ha dado hasta penita, como madre que soy.
Saludos.
Si es que ya nadie escucha, con lo que necesita desahogarse ese niñito obligado a trabajar. No somos nadie 🙂
Me gusta, original tema para el hotel de carretera.
Felicidades.