60. El espectáculo debe continuar (Antonio Javier Álvarez)
La obligación del verdadero artista es dar un paso más allá, fijarse en los detalles y no repetir demasiado los números. En tres ocasiones me satisfizo la función especial para niños. En otras dos, gocé ante público anciano. Una vez, reconozco que fui ritual y aburrido. La camarera sirve el café con sonrisa labiodental. Pensé: “Podría amarte”, y ella dijo: “¿Solo o con leche?”. Muevo la cuchara y rostros comunes se revuelven en los espejos frente a la barra, como mutilados en serie. Hundo el azucarillo y un codo frío de mujer se clava y me empuja hacia adelante.
El remolino del café me arrastra a un cero en espiral, al objetivo del fotógrafo, al cañón de la pistola guardada en mi costado. Extrañamente excitado, he vertido ocho gotas de café en mis pantalones estampados. Una vez que el fotógrafo pulse el botón, comenzará el espectáculo.
Como siempre, un gusto leerte. Galicia Calidade.
Muchas gracias, Arantza, por leerme, por tu comentario y también por tu apoyo, paisana. Espero que nos podamos volver a encontrar en Cantabria o Sevilla. Ánimo también para continuar con tu formidable trayectoria. Un fuerte abrazo.
Y por qué será que bajo el disfraz de un payaso vemos a un hombre triste o a un asesino????
Felicidades!!!!
O las dos cosas…¿Quizá porque cuando ellos fracasan, los demás se ríen?…Gracias, Luisa, por tu comentario. Un abrazo.
Me gusta mucho tu cuento porque es sombrío y al dejarlo abierto produce esa sensación de inquietud. No sé si el payaso es un asesino en serie o un suicida pero me hace pensar en una mente obsesiva o perturbada que cuenta las manchas de café como si fuera importante para sus propósitos.
Gracias, Paloma, por pasarte por aquí. En efecto, el final es abierto para que el espectáculo sombrio y terrible (en serie) no se cuente. ¡¡Mejor imaginar que contar0!! Gracias de nuevo por tu lectura atenta.
Me gusta el estilo, como refleja el estado mental, presuntamente averiado, del protagonista. Me hace imaginar varias cosas, ninguna buena.
Muchas gracias, Edita, por tu comentario y tu tiempo. En nuestra imaginación pueden estar también las cosas más terribles. Tampoco a mí me inspira tranquilidad la mirada de ese payaso. Un abrazo.
Antonio Javier, muy abierta esta historia al lector, suerte y saludos
Gracias, Calamanda, por tu tiempo. El lector forma parte de la lectura. Así que…¡¡termínala como quieras!!