19. EL ESPEJO DE PAPEL
Me quedé paralizado, atrapado entre los cercanos contornos de su borde infinito. ¿Cómo era posible que un desconocido describiera con tanta precisión sensaciones tan esquivas que nunca pasaron de toscas corazonadas? ¿Cómo podía un extraño entrar en mis temores más profundos, invisibles a la lucidez, y jugar con ellos hasta amansarlos y quedar despojados de cualquier coartada?
Mis ojos desorbitados parpadearon en silencio, deslumbrados por la claridad inconcebible que proyectaban aquellas pequeñas siluetas negras. La sensación de vértigo era tan intensa que tuve que cerrar sus tapas de golpe.
Cuando un autor consigue llegar hasta el fondo de nosotros mismos, conectar sin necesidad de verbalizar, solo con signos de tinta, cuando el papel se vuelve espejo en el que reflejarnos, no hace más que demostrar que la buena literatura existe, y la magia también.
Cada vez que te leo, aparte de disfrutar, siempre pienso, sin hablar con nadie, que ojalá te prodigaras más.
Un abrazo grande, Antonio. Suerte.
Te agradezco tus palabras, Ángel, porque, desde luego, si alguien tiene autoridad para hablar de buena literatura y magia, ese eres tú.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
Es fantástico cuando te reconoces en una historia, un personaje. Y te sientes acompañada, sabes que no estás sola en ese periplo, lo que hace que todo sea más fácil. Aunque a veces, como a tu protagonista, pueda causarnos un vértigo terrible.
Un abrazo y suerte.
Sí, es un vértigo estremecedoramente agradable, que te ayuda a no creerte un bicho raro y a darte cuenta de que los miedos son ‘derrotables’.
Gracias por el comentario, Rosalía.
Un abrazo.
Hola Antonio, muy original y diferente tu relato. El MAMIHLAPINATAPAI que describes no es a través de una mirada entre dos humanos, o al menos no a través de una mirada directa, sino de algo más profundo, escrito en las páginas de un libro. Los que amamos leer, sabemos que ocurre lo que relatas, esa conexión tan profunda con un personaje, o con una situación, o con un libro, que incluso puedes no haber sentido antes con una persona. Felicidades, me gusta mucho. Un abrazo
A menudo, las conversaciones más enriquecedoras no surgen cara a cara, sino cara a papel, y la sensación que provocan es parecida a la de un vuelo intracraneal.
Gracias por comentar, Sara.
Un abrazo.
Es intensamente poético, aunque he precisado leerlo más de una vez para captar su significado. Muy acertado, casi todos hemos vivido esa experiencia iniciática con un libro en las manos. Hay muy pocas cosas que se le parezcan.
Tienes razón, es una sensación única, ya demás inagotable, nunca dejas de encontrar sensaciones nuevas en ellos.
Gracias por comentar.
Un saludo.
Un gran homenaje al placer de leer y al sentido de la literatura en sí misma.
Un placer leerte, Antonio y enhorabuena
Muchas gracias, Alberto.
Gracias por tu comentario.
Un saludo.
Hola Antonio, me identifico con tu protagonista. ¿Cómo no sentir vértigo cuando alguien, un extraño, entra en tu interior y te descubre?
Muy interesante tu relato y muy acertado el título. ¡Felicidades!
Gracias Pilar.
Es una sensación extraña, tan inquietante como liberadora.
Te agradezco el comentario.
Saludos.
Hola Antonio,
Es verdad que alguna vez he tenido que cerrar sus tapas de golpe y, también es verdad, que me gustaría hacerlo mucho más a menudo demostrando esa sensación de vértigo intensa (como tú mismo dices)…oh, la belleza y el conocimiento inacabables de la literatura y la escritura, maravilloso compartirlo a cachitos de micros.
Nos leemos
Cuánto placer encierran esos pequeños cachitos que comentas.
A mí también me pasa lo mismo; me gustaría cerrar más tapas de golpe.
Un saludo y gracias por tu comentario.