Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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76. El espíritu de los libros Virtudes Torres

Amaba el silencio y lo encontró rodeado de libros. Podría decirse que “vivía” en la biblioteca.
Procuraba pasar desapercibido. Leía hasta altas horas de la madrugada.
En los libros de Teatro fue Don Juan, Hamlet, John Proctor, aunque su personaje favorito era El fantasma de la Ópera.
Luchó contra molinos con Don Quijote; fue pirata en los de Aventuras navegando por los siete mares; se sintió en su salsa cuando descubrió “Los piratas fantasmas” de William Hope Hodgson.
En el estante de Cocina vio un catálogo de espiritosos, donde se encontró a sus anchas; hasta que llegó al anaquel donde descansaban los libros Esotéricos.
Su curiosidad pudo más y, siguiendo las instrucciones, quiso hacer una ouija.
A la pregunta: ¿Hay alguien ahí?… apareció la bibliotecaria.

21 Responses

    1. vitolosa@gmail.com

      Hola Blanca.
      Los libros ayudan a evadirte a llegar hasta mundos desconocidos, a imaginar vidas diferentes, a realizar sueños, a amar…
      Un rinconcito tranquilo, un libro y silencio y se transforma en todo un mundo de fantasía o realidades en donde quien lee es el protagonista.
      Un beso y todas mis felicitaciones en estas fechas.

  1. Martín Zurita

    Hola, Virtudes.
    Ah el silencio: la tumba de todas las voces. No digas nada que sea mejor que el silencio. Tus palabras lo son. Este es un lector o lectora concernido: vive los libros. Su recorrido por la biblioteca le lleva a lo esotérico. La ouia. Y: decepción, aparece la bibliotecaria. Me ha encantado tu texto. Suerte y felicidad y un beso.

    1. vitolosa@gmail.com

      Hola Martín.
      Mi espiritual lector o lectora es tan feliz dentro de la biblioteca que no quiere abandonar este mundo. En él encuentra todo lo que necesita.
      No es una decepción que aparezca la bibliotecaria.
      Al contrario, diría yo. Si los mortales convocan a los espíritus, los espíritus convocarán a los mortales ¿no?
      Venga, un beso.
      Felices fiestas.

  2. Ángel Saiz Mora

    Las historias sumergen en mundos que ilusionan, enternecen o sobrecogen. Nada mejor que un buen libro para evadir la realidad. El problema es que ésta, antes o después regresa, para recordar que no es posible vivir de fantasías eternamente y que en todo debe haber un equilibrio. La voz de la bibliotecaria quebrando el momento mágico es el ejemplo personificado que transporta de nuevo al mundo tangible al protagonista, que quizá estaba llevando su afición demasiado lejos.
    Un abrazo, Virtudes. Suerte

    1. vitolosa@gmail.com

      Hola Ángel.
      El protagonista se resiste a dejar ese mundo que le proporciona la lectura.
      Dices bien: «la bibliotecaria es el ejemplo personificado» pues solamente ella es una persona.
      De nuestro protagonista no hay nada. Quizás algún libro en un sitio diferente a donde estuviera anteriormente.
      Felices Fiestas. Un abrazo.

  3. Jesús Garabato Rodríguez

    Las pobres bibliotecarias… ¡menuda fama de aguafiestas y amargadas tienen! al menos en la literatura y el cine. Pero la labor de consejeras que tuvieron en otras épocas creo que se ha perdido un poco; ahora, da la impresión de que los bibliotecarios son más unos prestadores-reponedores y vigilantes de salas de estudio que asesores. A lo mejor la bibliotecaria de tu texto lo que quería era ayudar al protagonista, no echarle la bronca. Como te habrás dado cuenta, yo me fijo más en la bibliotecaria: mi mujer lo es. Me ha gustado, Virtudes. Suerte y saludos.

  4. Mónica Rey Santiago

    Muy imaginativo el cuento. Me ha gustado mucho. Y me he reído mucho. Soy bibliotecaria!. Ay! Los estereotipos… Por cierto, y ya aprovecho para dar a conocer un poco lo que hacemos Los bibliotecarios de ahora, al menos los que yo conozco, ni mucho menos nos dedicamos a mandara callar (no me gusta naaaada) a vigilar y reponer. En este caso en nuestra biblioteca (universitaria), nos dedicamos a asesorar a estudiantes e investigadores en la búsqueda de información, a hacer un uso ético de la misma, a dar a conocer fuentes de información especializadas (bases de datos, repositorios, etc…), les ayudamos en la presentación de sus Trabajos de Fin de Grado, a referenciar correctamente sus trabajos académicos, a elegir la mejor revista, etc, de cara a la publicación, y un largo etc, pero no os quiero aburrir. Como veis, la cosa no es tan romántica, jajaja. Perdón por el rollo, el cuento está fenomenal.

    1. vitolosa@gmail.com

      Hola Mónica:
      Durante muchos años fui monitora de teatro en el colegio.
      Hasta que me decidí por escribir mis propias obras, consulté con Paqui, bibliotecaria de mi pueblo, ella me proporcionaba guiones o me llamaba en cuanto tenía alguna novedad. Nunca la he visto como amargada. Al contrario, siempre dispuesta a renovar, a atraer a pequeños o mayores con encuentros con los autores de sus cuentos o libros favoritos.
      Por cierto la bibliotecaria de mi relato no manda callar, jaja.

  5. Jesús Garabato Rodríguez

    Un poco por alusiones veladas entro otra vez en tu relato. Por supuesto que la función del bibliotecario es importantísima, yo lamentaba, aunque pueda que no lo pareciera, la imagne que algunos tienen de algunos biblioetacarios. Recomiendo al que lea esto que busque en internet la Carta al director titulada «La labor bibliotecaria», publicada en 2015 en una decena de periódicos y premiada por Lorenzo Silva en XL Semanal. Ahí, María José Viz Blanco, enteciana de pro, da una lección sobre esas labores.

  6. vitolosa@gmail.com

    Bueno pues ya parece que todo está subsanado.
    Un placer estar de nuevo por aquí y reencontrarme con «mi gente».
    Contesto a tu comentario.Me alegro de que mis títulos sean de tu agrado. También a mí me encantan, unos más que otros. Pero si te fijas a mi protagonista le atrae de manera especial lo fantasmagórico.
    Lo único real en este cuento es la bibliotecaria.
    Agradecida a tu apunte cariñoso. Ahí se nota quién te aprecia. Un besazo y también para ti y los tuyos Felices Fiestas.

  7. vitolosa@gmail.com

    Hola Jesús:
    Creo que he dado una imagen de la pobre bibliotecaria ajena a la que quería dar. La pobre no dice ni pío.
    La secuela de mi relato empezaría a la hora de abrir la biblioteca justo cuando mi protagonista está consultando la ouija.
    Un abrazo y gracias por tus comentarios.

  8. Salvador Esteve

    Un mundo alicatado de papel donde los sueños atrapan su espíritu, dos dimensiones que se encuentran con el nexo de unión de la magia. Muy buen relato, Virtudes. Abrazos y felices fiestas.

  9. vitolosa@gmail.com

    Gracias Salvador. Magia, espíritus, de eso se trata ¿no?
    Viene bien en estos días.
    Un abrazo para ti y mis mejores deseos de felicidad.

  10. Lo especial de este cuento es que, saltándose el estereotipo que tenemos de las bibliotecarias, consigue elevarlas a un plano sobrenatural, destacar su magia en un mundo de espíritus, mágico. Su aparición final me parece antológica, digna del más reputado prestidigitador. Y empodera su imagen a veces denostada. Mucha suerte Virtudes!!!
    Bssssss!!!
    PD* Mi mujer, como la de Jesús, también es bibliotecaria.

    1. vitolosa@gmail.com

      Hola Juancho.
      En mi cuento «el espíritu de los libros» puede ser mi protagonista, el que hace la ouija.
      Pero también puede ser la bibliotecaria.¿o no?
      Besos y cuida ese pozo de sabiduría que tienes por esposa.
      Felices Fiestas.

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