29 EL FALLO (A. BARCELÓ)
Está tan convencido de lo bueno que es su trabajo que imagina, como si las estuviese saboreando, las mieles del éxito: el reconocimiento de propios y extraños; el subidón de autoestima; las felicitaciones de aquellos que siempre le animan a intentarlo; el “mazazo en toda la boca” para los que sólo ponen zancadillas; la inyección económica; el empujón que supondrá para su carrera y para su vida en general… No necesita impulso para levantarse de la silla porque está prácticamente flotando. De repente, se desploma sobre el asiento del que, por fortuna, no ha llegado a levantarse. El nombre del ganador no es el suyo y siente el golpe que le devuelve a la realidad. Se acuerda del puto cántaro y se caga en la leche que le dieron al que escribió el cuento de la lechera, eso sí, con la sonrisa hipócrita del digno perdedor que le miente a su ego diciéndole que es la primera vez que le pasa y que éste es su primer gatillazo mental.
Me encanta el conjunto y en especial algunas frases geniales : “ De repente, se desploma sobre el asiento del que, por fortuna, no ha llegado a levantarse”, “Se acuerda del puto cántaro y se caga en la leche que le dieron al que escribió el cuento de la lechera”, “éste es su primer gatillazo mental”…
Hola, Edita.
Muchas gracias por tan amable y positivo comentario.
Un abrazo.
Dicen que al que hace todo lo que puede no se le puede exigir más. También, que la vida pone a cada cual en su sitio. Pero hay veces que el.esfuerzo.es baldío.y las.expectativas estallan como el cuento de.la lechera. Las ilusiones previas impulsan la acción, pero la suerte y otros factores también juegan. La ilusión tiene un lado perverso: la frustración, siempre agria.
Un relato en el que se aprecia muy bien el cambio de humor y los sentimientos sinceros, al margen de la cara con la que se disfrazan ante los demás. Quien no se vea un poco reflejado es que no es sincero.
Un abrazo y suerte, apreciado tocayo.
Hola, Ángel.
Aquí se mezcla un poco la rabia y la frustración. A veces, nos parece que lo que hacemos es lo mejor y que merecemos el premio gordo, pero el premio es una combinación de cosas: talento, suerte, incluso que sea el momento preciso en el que confluyan los astros…
Cómo bien apuntas, hay que ser sinceros, sobre todo con nosotros mismos, y dejar que las emociones hagan su trabajo para equilibrar la balanza entre éxitos y fracasos (que muchas veces no lo son).
Un abrazo, apreciado tocayo.
Me encanta esta versión literaria del cuento de la lechera. Y es que a veces no hay término medio: o tienes la autoestima en tó lo alto, y crees que vas a ganar, o padeces el síndrome de la impostora y todo lo que escribes te parece lamentable.
En fin, que es mejor no recrearse en el voorpret para evitar quedarte, en la medida de lo posible, con cara de pasmarote.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía.
¿A quien no le ha pasado algo parecido a lo que cuenta este relato?
Gracias por tu generoso comentario. Un abrazo
Me gusta esta versión del cuento de la lechera aplicada a los concursos literarios, especialmente por el uso de la doble acepción del título: fallo en el sentido de «fallar» o «ser derrotado», pero también de «dar un resultado», que obviamente no es el que el protagonista esperaba, de ahí que veamos toda la gama de emociones que transita al enterarse y que has descripto tan bien, querido Barceló. Imposible no identificarse con el relato y con toda esa gama de emociones…
Muy bueno, amigo.
Un abrazo y suerte para vos,
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Como siempre, demuestras tu perspicacia advirtiendo el doble sentido que persigue el título del relato.
Muchas gracias por tus siempre amables y esmerados comentarios.
Un gran abrazo.
Al hilo de la ilusión y el sentimiento “infundado” que tiene este hombre con que va a conseguir el premio, es muy difícil, pero necesario que busquemos ese complicado equilibrio entre las expectativas y la realidad, para no descalabrarnos como el personaje.
Aunque habéis apuntado que de los “fracasos” también se aprende, y muchas veces más, pero nuestro yo sale resentido, no vemos más allá.
Buen ejemplo y bien hilado.
Hola, Rosa.
Muy agradecido por tu comentario.
Coincido totalmente con tu observación: hay que alcanzar un equilibrio entre expectativas y resultados. Tener expectativas nos ayuda a acometer proyectos, pero deben ser realistas y, sobre todo, tenemos que aprender a gestionar bien los resultados y no sólo cuando son desfavorables, sino también cuando superan lo previsto.
Un afectuoso saludo.
Muy bueno, me encanta la referencia al cuento de la lechera, así como el humor y sorna del narrador de la historia. Gran micro, compañero. Mucha suerte y un abrazo.
Hola compañero:
Todos nos sentimos identificados con cada emoción que narras. Frustración, rabia, ilusión, contrariedad… Has conseguido hilar un relato genial describiendo tan solo un instante.
Enhorabuena y un placer leerte.
Abrazos
Saludos, Jesús y Alberto.
Os ruego que me disculpéis por no haber respondido a vuestros comentarios antes. He desconectado completamente durante unos días. Agradezco enormemente este feedback tan positivo que me brindáis. Es un placer saber que algo que uno ha escrito ha gustado, como escritores, y buenos que sois, conocéis perfectamente esa sensación.
Un cordial y cálido abrazo.
Me gusta como vas narrando lo que espera el protagonista, en la primera parte del relato, y cómo va cambiando el lenguaje y ese final con la expresión «gatillazo mental».
La suerte que tenemos en este mundo de lo breve es que muchos nos conocemos y nos alegramos por los éxitos ajenos (si no nos lo llevamos nosotros, pues que sea un amigo! 😉
Abrazo!
Carme.
Hola Ángel. Magnífica reflexión. Enhorabuena.
Hola, Amadeo.
Muchísimas gracias por tu comentario, es un detallazo.
Un cálido saludo.