Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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54. El gran teatro (Pablo Núñez)

Desde un montículo, dando patadas a una pelota de trapo, Zozinho escucha las voces que el aire le trae desde el gran estadio. Himnos que nunca ha escuchado se suceden y, en el horizonte, vislumbra cientos de banderas que casi se rozan, colgadas de sus mástiles, para simbolizar que el mundo, por unos días, ha borrado sus barreras.

Su hermana y su madre están tejiendo sábanas blancas con cinco aros de colores para que las lleve al mercadillo con su padre y las venda, siempre que puedan burlar la férrea vigilancia policial que les prohíbe salir de su favela. No entiende que en estos días el mundo aparente no tener fronteras y él no pueda salir a pasear por el centro de su ciudad.

Al meter en sacos las sábanas tejidas, pregunta a su madre por el significado de los aros enlazados. Ella le explica que representan cada uno de los continentes que Dios regaló a los hombres. Zozinho los mira y le pide que le señale cuál es el que le dio a ellos. Rozilda le acaricia la cabeza, le mira a los ojos y, con la voz entrecortada, le susurra: «Ninguno, hijo mío. Dios se olvidó de nosotros».

22 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Nos muestras, con sensibilidad, una realidad triste y, tal como está el mundo, de difícil solución. Aunque suene simplista, muchos piensan que para que unos tengan mucho, otros han de tener poco. Enhorabuena. Saludos.

    1. Pablo Núñez

      Gracias, Jesús.
      Desgraciadamente la triste realidad del mundo es esa. Me pregunto cuánto se habrán gastado en infraestructuras para el tiempo que duran los juegos olímpicos, que atrae turismo y sacará beneficios, no lo dudo, pero que ese beneficio irá a los mismos de siempre, desatendiendo las necesidades elementales de la gente que lo pasa mal. Y, además, esconderán a estas personas para dar una imagen gloriosa. Me acordé de cómo les afecta a ellos este magnánimo acontecimiento deportivo mundial y se me ocurrió este relato.
      Un abrazo y gracias por comentar.
      Pablo

  2. María José Viz Blanco

    Triste realidad, la de las favelas. Los Juegos Olímpicos están llenos de brillo, pero este no puede ocultar la miseria que abunda por todas partes. Pablo, me ha dejado una sensación de tristeza tu micro, pero eso quiere decir que lo has escrito muy bien y esa sensibilidad que te caracteriza hace que el resultado sea magnífico. ¡¡Te felicito!!
    Un fuerte abrazo.
    María José

    1. Pablo Núñez

      Muchas gracias, María José.
      La verdad es que quise buscar un punto de vista diferente en este tema. Escribí uno, pero vi que, aunque diferente, el tema ya se había tratado y muy bien, así que me imaginé esa bandera olímpica que debe dar significado a un mundo sin fronteras, y esas favelas en las que con el trabajo de sus manos, la gente intenta salir adelante como pueden. También la sensación de que la ciudad organizadora siempre intenta esconder sus miserias, a costa de las personas que le dan parte de su vida y, como el detalle de la pelota de trapo de Zuzinho, también son amantes del deporte. ¡Quién sabe si algún día no será un famoso futbolista?
      Un beso muy fuerte. A mí también me encanta que me comentes.
      Pablo

  3. Duro pero realista el flash de tu relato, pues hay tantas realidades como seres y de poco vale querer enmascararlas con banderas, fuegos artificiales o globos de colores. ¡Que se pare el mundo, que yo me bajo en la próxima!
    Buen relato y con tu personal toque muy humano.
    Un abrazo fuerte, amigo Pablo.

    1. Pablo Núñez

      Hola. Isidro. Ayer se me pasó tu comentario.
      El mundo, cómo tú bien dices, está para bajarse en la próxima parada por muchas cosas (estoy por quitar los avisos de los periódicos en el móvil, pues cada vez que suena por alguna noticia de última hora me echo a temblar).
      A partir de mañana se escenificará ese gran teatro de las olimpiadas en las que, mientras los miembros del COI se van llenando sus barrigas con las ganancias, los más desfavorecidos de Río tendrán que permanecer escondidos sin poder disfrutar de lo que debería ser una gran fiesta del deporte al alcance de TODOS.
      Un fuerte abrazo y gracias por tus palabras y por pasearte por aquí.

  4. Hola, Pablo.
    De nuevo tu sensibilidad sale a coronar tu texto. Así es el mundo que nos ha tocado para vivir. Mientras que la realidad de unos está mecida entre algodones la de otros es fría como el cemento.
    Me ha gustado muchísimo, enhorabuena, por ese escalofrío que me ha recorrido mientras te leía.
    Besazos.

    1. Pablo Núñez

      Para que sientas un escalofrío con este relato tienes que ser una persona con una gran sensibilidad, cosa que me consta, así que el mérito de esa sensibilidad, es en mucha parte tuyo por poner tanto cariño en su lectura.
      Un beso y mil gracias por tus palabras, mi domadora de abejas.
      Pablo

  5. Potente micro, y duro. No, no quiero imaginar que estará pasando en las favelas para que la policía pueda hacer el buen papel que se le espera que haga, cuando el mundo mira.
    Me ha gustado mucho el micro, por poner la mirada en otro sitio, fuera.

    1. Pablo Núñez

      Esa era mi intención, Luisa. Poner la mirada en la parte de fuera. Esos que tienen unos juegos olímpicos en su propia ciudad y lo único que les va a acarrear son problemas.
      Me encantan las palabras que dedicas al relato. Así da gusto escribir.
      Un beso muy fuerte.
      Pablo

  6. Una última frase demoledora, para un relato que nos muestra las contradicciones del mundo, pues aunque se quiera simbolizar que no hay fronteras, las desigualdades sociales son las mayores de ellas.
    Muy buen relato, Pablo.
    Un beso.
    Carme

    1. Pablo Núñez

      Efectivamente, M. Carme. Yo soy de esos tipos «raros» que me supera esos patriotismos de himnos y banderas, mientras se dejan de lado las necesidades fundamentales de los habitantes de un país, se llame como se llame. Llenamos páginas de periódicos y horas de radio y televisión por la pitada o no de un himno en un partido de fútbol mientras construimos muros cada vez más altos a las personas que sobreviven cada vez con más dificultades a esas barreras que los poderosos le van poniendo en sus vidas. Has dado en el clavo: las verdaderas fronteras son las desigualdades sociales.
      Me encantó tu comentario.
      Un beso.
      Pablo

    1. Pablo Núñez

      Gracias por tu comentario, Calamanda.
      Esas imágenes las vemos todos los días y se me cae el alma a los pies al ver a gente que apenas puede dar de comer a sus hijos, mientras el dinero público sigue el camino incorrecto.
      A veces, también el pueblo tiene algo de culpa. Aún no me creo que se defienda a un famoso futbolista que veranea en un yate de superlujo porque ha defraudado a hacienda. Es otra cosa que me supera: una persona millonaria defrauda a todos los demás y encima algunos, entre ellos su club, hacen campaña para que lo exculpen.
      Bueno, creo que a veces me pongo demasiado trascendental.
      Gracias por tus palabras, Calamanda.

  7. Pablo Núñez

    Gracias, Ana. El título siempre me parece parte importante del relato y en este gran teatro del olimpismo, en el que hay demasiado dinero e intereses escondidos tras un maravilloso evento deportivo, eso no hay que negarlo, siempre ganan los mismos y pierden los de siempre.
    Un beso fuerte.
    Pablo

  8. Pablo Núñez

    Desde aquí quiero pedir disculpas por no comentar apenas vuestros excelentes relatos, pero el tiempo, el comentar en otros sitios, lo que puedo, y estos meses de verano en los que tengo más trabajo de lo normal no me deja haceros los comentarios que merecéis.
    Un abrazo a todos. De todas formas, cuando pueda os comentaré. Se quedarán muchos sin comentar, pero no es por la calidad, que aquí es tremenda, sino, como ya he dicho, por la falta de tiempo.
    Buen agosto.

  9. María Jesús Briones

    Una historia pequeña llena de grandeza. Conmovedora y repleta de símbolos.
    Magistral, Pablo.
    Un abrazo

    1. Pablo Núñez

      Muchísimas gracias por tan generosas palabras, María Jesús. Me llegan al corazón viniendo de una maestra del relato como tú.
      Un beso muy fuerte y me alegra mucho que esta historia de héroes anónimos te haya gustado.
      Pablo

  10. Margarita del Brezo

    No puedes negar que eres el padre de tus personajes. Han heredado esa parte noble y sensible que tanto te caracteriza.
    Un beso, Pablo, y suerte.

    1. Pablo Núñez

      Muchas gracias, mi querida Margarita. Uno es padre de sus personajes tanto para lo bueno como para malo. Tus palabras me alegran y muestran tu gran generosidad.
      Un beso muy fuerte.

  11. María José Escudero

    El colorido y las ceremonias no pueden tapar el verdadero escenario y la desigualdad seguirá siendo protagonista de este «gran teatro» que es el mundo. Muy buen relato. Mucha suerte, Pablo.

    1. Pablo Núñez

      Muchas gracias, María José. El gran teatro de la realidad supera a la ficción del colorido, desgraciadamente.
      Me alegra mucho que te haya gustado.
      Un besazo.

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