107. EL INGENUO OBSERVADOR
Aunque el verde sea el más pequeño no deja de ser enorme. Los tres dragones se afanan en la contienda con una rabia pretérita que en el presente se desborda y magnifica. Las garras, que no son de atrezzo, van provocando sangrías que tiñen de ocaso un amanecer que pudo ser el preámbulo de un día cuanto menos plácido.
El negro, tal vez por unos reflejos defensivos ya disminuidos por la avanzada edad, ha sido alcanzado gravemente y cae hacia las rocas con parte intestinal al aire. Y es así como la pelea queda solo entre dos.
El dorado intenta hacer prevalecer su mayor tamaño, pero la velocidad del verde escorándose repetidas veces a los lados de su cabeza acaba por dejarlo ciego con acertadas llamaradas. Espera temeroso el golpe definitivo, pero antes de que eso ocurra, el supuesto vencedor ya esta viendo dos dragones más que se aproximan por el profundo valle para que la batalla comience de nuevo.
Juan está en su tiempo de descanso; un café en la mano; la mirada perdida, y el cuerpo inmóvil. Al acercarse un compañero, él le regala una sonrisa forzada antes de escuchar la consabida frase: ¿Que tal “Hombre tranquilo”?
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¡Genial!
Wuau!
Los que sueñan despiertos ven mucho más allá!
¡Felicidades, me ha encantado, Javier!
javier, este cuento, de tan amplio espectro, se presta a diversas lecturas. Seguro que atinadas todas ellas. Suerte y saludos
Me he quedado entre maravillado y perdido, pero seguro que si continúo leyendo me doy cuenta de que es una genialidad.
Un saludo
JM
¿Tal vez un homenaje a John Wayne?
Sólo puedo decir que me ha encantado, Javier. Tu personaje se ha ganado mi simpatía incondicional. Un abrazo
Esta vez os doy las gracias a todos en un solo mensaje porque me gustaría que los que lleguen a leer esto me ayuden a mejorar si así les viene bien.
Para ello tengo que desvelar lo que yo pretendía. Se trata de una experiencia propia que tuve cuando yo vivía en una gran ansiedad que tuve que poner en tratamiento. Mi interior era una lucha enorme que nunca se acababa a pesar de mis esfuerzos. Pero los demás compañeros de trabajo seguían viéndome como un hombre tranquilo y envidiable.
La primera parte del relato intenta reflejar como era mi interior, y la final es la realidad que los demás veían.
Ahora viene la pregunta: ¿Porque no está claro? ¿Que podía haber hecho para dejarlo meridianamente claro?
¿Debería haber puesto la primera parte entre comillas o en cursiva? ¿Está el fallo en el título o el fallo está en que faltan detalles en la historia que den más pistas?
Todo esto porque hay veces que te gusta dejar la historia abierta, pero en este caso, tal vez por ser personal, no era así.
En fin, si alguien entra por aquí agradeceré sus consejos o apreciaciones al respecto.
Un abrazo a todos
No sabría decirte. Es un relato muy logrado a pesar de que se escapa un poco del significado leyendo tu propio comentario. Quizás situar al personaje al principio y dejar claro que mira hacia su mundo interior para al final contrastarlo con la imagen que tienen los demás de él. Por decirte algo. Qué sé yo de esto. Mucha suerte y ánimo 🙂
Pues muchas gracias, Juan Antonio, ya tomo nota.
Abrazos