35. «El pianista»
Nos encontramos en el tugurio de siempre. Me he hecho uno de ellos. Mimetizado con el ambiente imito incluso su tosquedad. La reala en la puerta, mal atada a su moto, sabe que no se moverá. Entramos.
Allí carajillo cargado, bravuconadas varias y aquel olor tan repulsivo que lo impregnaba todo. Nos vamos.
Llegamos a lo más recóndito del olivar, de nuevo deja a los galgos aparcados en cualquier sitio. Los miro, me miran. Sonrío levemente, me giro y ¡zas!, lo dejo cao de un solo golpe. Lo aprendí bien para ser certero y dejarlo así, semiinconsciente, que sienta. Deslizo el cordel por su cuello, suavemente, como un pianista acaricia las teclas. Lo alzo lentamente, sus ojos están cada vez más desencajados, quieren gritar pero no pueden. Me está costando, este cabrón ha engordado, pienso.
Ya lo tengo casi, con sus “patitas” ligeramente levantadas del suelo, tocándolo solo con las punteras pero sin poder apoyarse, la agonía es larga.
-¡Lo he bordado! – le susurro al oído; los galgos, nerviosos, miran cómplices.
– Tal y como tú me enseñaste- le digo afianzando el lazo, – el método del “pianista” lo llamabas, el más cruel de todos decías, ¿no?….
– ¡Maldito bastardo!
Una venganza de la que no sabemos el motivo, ni falta que hace. Nos haces sentir esa abominación ambiental sobrevolando la acción, con ese hedor permanente, esos odios intestinos, esos animales temerosos, esa aparente impunidad… Enhorabuena, Cristóbal. Un saludo y suerte.
Podría parecer que el ahorcado es un pobre galgo, al tratarse de una práctica habitual entre algunos cazadores desalmados, cuando estiman que ya no cumple con su función. Pero no, los perros son testigos de una animalada ejecutada (literalmente) con precisión, contra quien le ha enseñado ese mismo método de exterminio.
Ambiente de tensión rural que desemboca en drama.
Un saludo, Cristóbal. Suerte
Hola, Cristóbal.
La venganza animal, por manos de alguien de su propia raza ANIMAL podría tenerse por desproporcionada, pero cuando las venas se calientan… Has creado muy bien la atmósfera, cosa nada fácil. Él sí que es un bastardo y al fin ha tenido la recompensa que venía buscando. El que siembra vientos… Me gusta tu propuesta. Enhorabuena. Un abrazote.
Al principio pensé en que los galgos eran las víctimas, pero bueno, tampoco es que me alegre el linchamiento de otros.
El micro me ha transportado a un ambiente rural que conozco de cerca. Algunos episodios parecidos me han sido contados por muchachos del pueblo y uf, te quedas un poco pasmado ante la crueldad de ciertas acciones.
Muy bien escrito tu relato que contrasta con otros muy tiernos escritos por otros compañeros y compañeras de página.
Un saludo en esta noche de invierno sin frío, al menos aquí, en el Este.
Muy bien ubicado tu relato, y logrado ese clima que consigues que hasta nos huela a sudor y sangre. Duro, sin concesiones y bien ejecutado. Suerte !!
Gracias a todos por vuestros comentarios, ya veis que he comenzado el año en plan «kill Bill»…Jajajaja…
No, ahora en serio, conocía estás prácticas tan deplorables con los galgos y cuando surge este tema comienzo a investigar algo más y me encuentro con noticias que hablan de más de 50.000 galgos muertos en España por cazadores sin escrúpulos simplemente porque ya no les sirven. El método del pianista es uno de los muchos que realizan, uno de los más crueles pues prolonga el sufrimiento y la agonía de los perros y me pregunto primero ¿es su muerte necesaria?, y segundo, ¿es necesario tanto horror?…
También les inyectan lejía, los tiran a pozos vivos con un palo en la boca de arriba a bajo, etc…una auténtica aberración y se te revuelven las tripas.
Sé que es un texto «políticamente incorrecto», un «ojo por ojo, diente por diente», nada poético ni conmovedor pero quería, desde la literatura siempre, claro, vengar tanto despropósito y tanto sufrimiento infligido a estos animales, y tantos otros, y me ha salido esto.
No pretendo asustar ni horrorizar a nadie, tan solo hacer algo diferente, y sí, porqué no, vengarlos a mi manera, con una ficcion, un cuento…pero ya sabéis que en ocasiones la realidad supera la ficción.
Un saludo y un abrazo para tod@s.
Cristóbal, original punto de vista el de tu cuento. Suerte y saludos. Feliz 2017¡¡¡
Gracias e igualmente para ti Calamanda, Feliz 2017!!
Hola, te devuelvo la visita que me has hecho a mí hace 1 ratito.
Una de las frases más tristes que he escuchado nunca es ‘cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro’ Tal vez tu protagonista sea de esa opinión. Es evidente que el maltratador pensó aquello de ‘que me echen un galgo’ (tú ya me entiendes), pero ahí estaba el vengador para hacerle probar un poco de su propia medicina.
Estate atento a Tarantino, no te vaya a robar la idea… 😉
Mucha suerte y 1 gran abrazo.
Gracias….Jajaja, no creo que ocurra pero estaré atento..?
Un saludo.
Vivimos rodeados de violencia, Cristóbal. Y lo peor es que alguna de sus variantes se asume como «normal». Podríamos decir que tu relato trata de un tipo de salvajismos de los calificados «permitidos».
Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Gracias María José, así mismo es pero a mi me gustaría que sabiendo este tipo de cosas hiciéramos algo al respecto. Evidentemente lo que escribo no, eso es una licencia literaria, pero perseguirlo, evitarlo y sancionarlo duramente si que deberíamos de hacerlo. Un abrazo.
Excelente relato, demasiado ilustrativo pero deja mal sabor.
Un abrazo y suerte.
Gracias por tus palabras y es cierto que deja regusto amargo pero a veces así es la realidad, dura y cruel, un abrazo también para ti.
Gracias maestro por pasarte por este mi pequeño hueco, prestado, de ENTC para dedicarme unas palabras, todo un honor, mil gracias y un saludo.
Buen retazo de la España más salvaje y profunda, de la que, por desgracia, quedan más restos de los que pensamos. Enhorabuena. Un saludo y suerte.
Gracias Antonio por pasarte y comentar, y lamentablemente es así, cosas de este tipo ya no deberían pasar pero ocurren. Debemos denunciarlas y perseguirlas para erradicarlas. Un saludo.
Hola, Cristobal, solo agradecerte por haber escrito este micro. Al final, yo en el mío, lo dejo atado a un árbol, aunque a punto estuve de colgarlo en un árbol. He visto muchos, y pocos se han podido salvar -la mayoría no sobreviven a las heridas en el cuello-, y los que no mueren colgados, el trauma que les queda es casi insalvable, y encima la mayoría de los cazadores, te dicen que no, que eso no se hace, y de ahí no les sacas…
Un abrazo y un millón de gracias por tu micro/denuncia, y ojalá lo premien, para que los participantes de Entc que lo desconocen, lo descubran de una manera tan bien contada.
Gracias Rosy por tus comentarios y no hay de qué, lo tenía claro, quería hacerlo así de crudo, tanto como espeluznante es el asunto. Un abrazo.
Una venganza, un toma y daca, un donde las dan las toman, o a quién a fuego mata a fuego muere. Bien aprendió el protagonista las salvajadas de ese otro galguero.
Cruento, duro,y muy bien contado, se respira la escena y la ira del protagonista.
Gracias por pasarte y comentar Begoña, así es, tal y como lo describes. Un abrazo.