110. EL POEMA (Rafa Heredero)
Siempre que podía trataba de embriagar a mi maestro, un poeta del que aprendí todo lo que sé. Para ser buen escritor —era su consejo más repetido, como si fuese un mantra— había que renunciar a casarse: la rutina de la mujer, la familia y los hijos acababa por matar a la poesía.
Pero cuando lograba hacerle beber, cuando el alcohol lo derrumbaba y sus ojos se inundaban con esa tristeza tan parecida a la derrota, me volvía a contar la historia, que yo había escuchado cientos de veces sin cansarme, de un grueso volumen de poesía, muy manoseado, del que nunca se separaba, el que lo había salvado y convertido en lo que era.
Aún podían verse en él los ecos de un disparo certero que no llegó a rozarle el corazón por milímetros. Dos huellas, semejantes a los surcos que trazan las lágrimas, horadaban el libro. Y allí, entre las últimas páginas que no había conseguido atravesar, seguía prisionero y palpitando como una herida, un poema más bello que cualquiera de los que él hubiera creado, el más hermoso de cuantos jamás pudiera imaginarme: la mirada encendida de una mujer enamorada.
Gran relato, Rafa.
Sí. Tener talento para escribir, prosa o verso, es genial.
Pero el amor, cuando es real y recíproco, es simplemente UN MILAGRO.
Y quizá se escriba mejor desde la soledad y el dolor, no lo niego.
Es difícil escribir cuando eres realmente feliz.
Pero seguro que el protagonista de tu relato, y todos nosotros, cambiaríamos todos los premios, por entrar en casa y sentir el amor de la persona a la que quieres con todos los poros de tu piel.
Claro, lo ideal sería tenerlo todo, pero…
Un abrazo sincero.
Muchas gracias, Modes, por tu reflexión. No sé cómo nos han fabricado a los humanos, pero venimos con un defecto de fábrica: siempre queremos lo que no podemos tener. A lo mejor si ese poeta hubiera hecho caso de esa mirada en su momento, cuando se emborrachase añoraría la vida bohemia y libre de un escritor…, pero no, tienes razón, ese milagro es único. Yo creo que está derrotado porque lo sabe, y su discípulo también.
Un abrazo, campeón.
Precioso relato. Aunque dijera que había que olvidarse de mujer e hijos para escribir, a la vista está que no seguia su consejo.
El recordaba, no tenia. De ahí su amargura.
Suerte y un abrazo.
Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar, Virtudes. Dicen que los borrachos suelen decir la verdad, y a él en ese estado se le ve derrotado. Por algo será. Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Rafa, parece que las – opiniones espejo- de no aconsejarle casarse o formar familia no las habia llevado el a la práctica. Bien hilvanada la historia. suerte y saludos
Gracias por dedicar un rato a leer mi relato y comentar, Calamanda, y gracias por tus deseos. Un abrazo para ti.
Rafa me ha gustado mucho tu relato, pero sobre me quedo con la idea de que el disparo no consiguió atravesar el último poema. Precioso. Un beso
Me alegro de que te haya parecido precioso, Concha. Gracias por pasarte por aquí y comentar.
Besos y abrazos para ti también.
La poesía se caracteriza por ser bohemia, lo que es incompatible con la responsabilidad familiar. El protagonista de esta historia quiso hacer honor a su condición de poeta, no se ató a la mujer amada, pero no era feliz. ¡Egoísta es la poesía! Bonito relato, prosa impecable, en fin, muy bueno.
Saludos.
Muchas gracias, Beto, por tu comentario. Tienes mucha razón en lo que dices. Está muy bien eso de que la poesía es muy egoísta, sea la que sea.
Un abrazo.
Opino lo mismo. Estaba amargado por que no supo retenerla y por eso intentaba justificar su soledad con la necesaria renuncia obligado por la poesía. Bello relato.
Gloria, gracias por tus palabras. Que el relato te parezca bello es una inmejorable recompensa.
Un abrazo.
Este micro es todo un poema, precioso.
Hola, Carmen. Muchas gracias por considerarlo de esta manera. Me alegro de que así te lo parezca.
Un abrazo.
Rafa, yo creo que hubiera ganado el hombre, y, por qué no, el poeta. Otra visión de la vida que seguro le hubiese enriquecido. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Quizá tengas razón, Salvador. Esa otra vida que decidió no elegir seguro que le hubiera aportado otras experiencias. Pero ahora solo le queda lamentarse. Ahí tiene el alcohol para pensarlo.
Gracias por pasarte por aquí y por tu comentario. Un abrazo.
Rafa, nos dejas un precioso relato. Me gusta mucho cómo lo has desarrollado, todo lo que dice, y lo que no dice. Solo puedo darte las gracias por este regalo. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias a ti, Juan Antonio, por el regalazo de tu comentario y por tus deseos.
Un abrazo.
Una bellísima poesía encierra este relato.
Felicidades
María, gracias por esas palabras que son todo un lujo.
Un abrazo.
Terminas tu relato con una frase mágica, sublime que demuestra tu gran talento de escritor. Maravillosa historia bien contada amigo. Un fuerte abrazo, Sotirios.(sotiriosmoutsanas.blogspot.com)
Hola , Sotirios. Me alegra verte por aquí y de que te guste ese poema. Otro fuerte abrazo para ti.
Que buen relato, tiene la magia del poeta que nombras.
Un abrazo.
Gracias por tus palabras, Moli. El que te parezca que tiene magia es todo un cumplido.
Un abrazo.
Un relato fantástico, con la imagen del derrotado y, sobre todo, con esa cruel dicotomía que obliga a elegir entre escritura y una vida familiar normal, la bohemia contra el orden. Puede que sea cierto que no se pueda servir a dos amos, que no es posible tener todo, pero algunos cultivamos una doble vida: Estamos con los pies en la tierra, trabajo respetable, hijos y familia, y después tenemos esta costumbre inquieta a la que no renunciamos, porque arrumbarla sería negarnos a nosotros mismos. No sabemos si llegaremos muy lejos, sólo sentimos que debemos hacerlo.
Te felicito.
Un saludo
Gracias por tu visita y por la felicitación, Angel. Me siento muy identificado con lo que expones. Esa 《costumbre inquieta》nos está permitiendo, por lo menos, estar en esta página y conocer gente maravillosa. Y eso ya es más de lo que nunca hubiera esperado.
Un abrazo.
Yo diría que echaba en falta el secso salvaje, que es bonito y sano. Un gran trabajo Rafa, un relato emotivo. Mucha suerte.
Saludísimos.
Gracias por la visita, Barlon, y por tu comentario. No, la verdad es que de vez en cuando no viene mal lo del salvaje ese. ¿Dónde hay que apuntarse?
Gracias también por tus deseos.
Un saludo.
Hola, Ana. Me has hecho muchos comentarios estupendos a mis relatos en estos años, pero este me ha gustado muchísimo. Me ha encantado cómo lo describes, ese canto al amor, aún a su pesar, y lo de escribir y el dolor. Me alegra que te parezca precioso. A mí me lo han parecido tus palabras.
Muchas gracias y otro beso para ti.
Gracias de nuevo, Ana. Es precioso.
Si tu relato me ha evocado a Rima IV de Bécquer es que es muy bueno. Me permito recordarlo por aquí:
RIMA IV
No digáis que agotado su tesoro,
De asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
Habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
Palpiten encendidas;
Mientras el sol las desgarradas nubes
De fuego y oro vista;
Mientras el aire en su regazo lleve
Perfumes y armonías,
Mientras haya en el mundo primavera,
¡Habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
Las fuentes de la vida,
Y en el mar o en el cielo haya un abismo
Que al cálculo resista;
Mientras la humanidad siempre avanzando
No sepa a dó camina;
Mientras haya un misterio para el hombre,
¡Habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma
Sin que los labios rían;
Mientras se llora sin que el llanto acuda
A nublar la pupila;
Mientras el corazón y la cabeza
Batallando prosigan;
Mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡Habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
Los ojos que los miran;
Mientras responda el labio suspirando
Al labio que suspira;
Mientras sentirse puedan en un beso
Dos almas confundidas;
Mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!
Todo un regalazo tu comentario, Lorenzo. Muchas gracias por acercarte por aquí.
Un abrazo.
Buena prosa, buen inicio y me gusta sobre todo la parte del medio. Me parece que te desenvolverías muy bien en relatos largos por el ritmo y la manera de contar.
Ese libro herido debe ir al Hospitalde Letras, sí.Allí hay siempre turno de urgencias. Suerte y abrazo.
Gracias por tus palabras, Antonia. A mí los relatos largos se me parten por la mitad. Mira a ver si en tu hospital también hay mitades para comprar. En cuanto al libro del poeta, fijo que no se va a desprender de él, pero si lo hace, contamos con tus cuidados, faltaría más.
Un abrazo.