109. El Post-it
Siempre tenías la costumbre de dejarme un pos-it pegado en la puerta de la nevera, cuándo llegaba tarde del trabajo. «Tienes la comida dentro de la fiambrera. Caliéntala en el microondas». «Cariño, estoy en casa de Silvia. Tienes la cena encima de la mesa».
Hasta aquel día en que me dejaste uno que ponía: «Volveré tarde. No me esperes levantado».
Y ya nunca regresaste.
Denuncié tu desaparición a la policía. Estuvieron buscándote durante meses. Pero no encontraron ninguna pista. Nadie te vio salir de casa. Nadie vio adónde ibas. Toda posibilidad se diluía en un mar de brumas.
Desde entonces, mi vida ya no es vida sin ti. Lo único que me queda de esperanza es ese pos-it de color amarillo, en él que dices que volverás…