46. EL PRECIO DE TUS LÁGRIMAS (Mødes)
Nunca me dijo el porqué.
Pero cuando éramos niñas, mi hermana pasaba las noches llorando y rezando, hasta que el sueño la envolvía en una tundra de paz.
Por eso no me sorprendió que, con el paso del tiempo, se convirtiera en la plañidera más solicitada de toda la comarca, pues sólo ella tenía el don de convertir cualquier velatorio en un espectáculo emocionante y aterrador.
Si lloraba por un fallecido en circunstancias violentas, de sus ojos brotaba un viscoso torrente de sangre.
Al hacerlo por alguien ahogado en el mar, un firmamento de sal se deslizaba por sus mejillas.
Y si el finado era un bebé, sus lágrimas se transformaban en pompas de jabón que, al elevarse y estallar, olían a polvo de talco.
Pero hace unos días, consciente de haber perdido su magia, me comentó que dejaba el trabajo.
Y es que, desde que murió nuestro padre, sólo puede llorar de alegría.
Modestiano. O sea, muy bueno.
El arte de contar las cosas sin decirlas de forma expresa, dándolas a entender, es algo que bordas en este relato. Has transmitido un tema sórdido con elegancia e ingenio, confiriendo al personaje de esta hermana, dotada de importantes poderes, otro poder no menos potente: el de la sinceridad.
Muy bueno, Modes.
Un abrazo y suerte
Hola, Modes. Lo leía con agrado y además no intuía el final, dos cosas para mí importantes.
Quiere esto decir que me ha gustado.
Abrazotes
Escalofriante tierno dulce y tenebroso a la vez