8. EL QUE ESPERA, DESESPERA
Delante de aquel árbol no había nada que fuera tan grande así que, decepcionado, se encerró en su cuarto. Mientras sus hermanos gritaban y reían él daba vueltas y vueltas a una canica con los ojos fijos en su transparencia. Tantos planes, tantas cábalas, tantas buenas notas y al final nada había servido.
Odiaba esa palabra, crisis, porque estaba siempre en la boca de sus padre. Palabra de la que ya dudaba ¿no sería de nuevo un truco como aquel del coco para que se durmiera sin rechistar?
Esta vez no iba a ser igual, no pensaba conformarse. Se levantó de un salto con lágrimas de rabia en los ojos y lanzó con furia la canica contra la ventana. El cristal se hizo añicos como un vaso de duralex . Los trozos salieron despedidos y el aire frío de diciembre congeló su llanto.
¡Era impresionante! Él, que nunca había roto un plato, era ahora un héroe con determinación capaz de expresar su descontento. Entonces escuchó el claxon impaciente del coche de su padre, podría reconocer esa vuvuzela agónica en cualquier parte.
Se asomó al fin. Su padre, lo llamaba exasperado.
Hijo, acabas de pinchar la rueda de tu bicicleta nueva.
Solo le ha faltado un segundo de paciencia que es la ciencia de las ciencias. Ahora le va a tocar poner un parche en su trayectoria. Y mira que yo también estoy harto de esta crisis. ¡¡A ver si se acaba ya!!!
Eso es Lorenzo, pero cuando uno es impulsivo… un segundo es una eternidad.
Buena tarde y feliz verano.
Perder la esperanza no sirve, te lleva a cometer tonterías y a la vez hacer más grande su furia.
Me encantó.
Un abrazo y suerte
Gracias EL Moli, disfruté imaginando la cara de ese crio al ver el desaguisado.Entre emocionado y contrariado. Feliz día.
Puedo comprender la ilusión de un niño que desea algo con todas sus fuerzas y no acaba de comprender las razones que se lo impiden, digo que le comprendo porque con los años he aprendido a ser algo más paciente, pero de pequeño lo quería todo y rápido, aunque enseguida viene la vida a ponerte en tu sitio. Quizá hoy día una bicicleta sea un regalo como cualquier otro, pero en mi infancia era un obsequio enorme, una amiga que te acompañaba en tus mejores aventuras. Para Zipi y Zape era el premio máximo al que podían aspirar, por todo ello me parece apropiado el tono de tu relato y el título.
Un abrazo y suerte, Mercedes
Pues en la mía también, de hecho aprendí a montar en la de una amiga con más recursos. Lo de la crisis no es tan nuevo. Eran más accesibles Zipi y Zape o El trece Rúe del Percebe. Jajaja. Feliz verano Ángel a pie o en bicicleta. Un abrazo.
Gracias por entenderme. Me alegro de haberte transportado a esa época que seguro fue felicisima.Así lo entiendo yo. Un abrazo y feliz verano, buena época para escribir y para rememorar.
¡Pobre! Para una vez que tiene suerte, la desinfla sin querer.
Eso es Edita, la impaciencia y la soberbia que no son buenas consejeras. Feliz verano.
Mercedes, simpatica historia llena de ingenuidad infantil. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Un día hoy para ser un niño y pasar todo el día chapoteando eb el agua y luego, cuando baje el sol, un buen paseo en bicicleta. Ahora que lo pienso…No hace falta ser un niño jajaja. Salud y suerte Calamanda.
Hola, Mercedes.
Tu protagonista es un poco como soy yo: impaciente. Me quedo con la moraleja de tu relato y prometo aplicarme la enseñanza que me llevo.
Un abrazo y suerte.
Escribirlo también me ha servido a mi para reflexionar Towanda, Somos muchos los humanos impacientes por el mundo. Feliz noche. No pases calor.
No especificar que era árbol de navidad me ha llevado por otros derroteros, pensé hasta en suicidios. Luego todo se aclara y el protagonista recibe doble premio, hacerse antisistema y una bici pichada. Suerte a fin de mes.
Lo pensé, no creas Javier, pero luego me dije. ..árbol de Navidad y bicicleta es una evidencia muy obvia, jajaja, vaya frase esta. En fin que decidí dejar que volara vuestra imaginación, la del lector, eso forma parte de este juego apasionante que es plasmar sobre el papel percepciones. Gracias a ti por participar activamente eb él. Feliz tarde.
la impaciencia se vuelve contra él en forma de canica y cristales rotos. Para una vez que decide estallar lo hace en el momento menos propicio. Vaya mala suerte. En fin a reparar la cámara y a rodar con ella.
Un relato bien llevado y con moraleja.
Un abrazo y suerte.
La impaciencia nunca es buena consejera. La esperanza siempre vence. Gracias María Belén. Felíz noche de julio.
Pobre jaja. La bici no estaba dentro si no fuera. Cosas del destino, lo más deseado y estropeado por su impaciencia, sólo una cosa me extraña, que no reciba la reprimenda de los padres por romper la ventana. Creo que si yo hubiera hecho algo así de niña me quedo sin bici y castigada casi de por vida. Pero bueno, la historia es esta, la de la bici. Muy buena Mercedes. Has sabido plasmar muy bien esa mente infantil llena de frustración. Suerte con el relato.
Hola Yashira, la reprimenda llegará pero como somos escritores y podemos crear realidades y sueños, preferí dejar al chico con su sueño cumplido y mañana si acaso que invierta el dinero del regalo de sus abuelos, en ese cristal. Jajaja. Gracias Yashira, feliz noche.
Mercedes, creo que el protagonista ha aprendido varias cosas: que las promesas, al final, se cumplen, que el esfuerzo tiene siempre recompensa, y, finalmente, que tiene una personalidad irritable (le traerá problemas, jajaja). Muy bueno. Abrazos y feliz verano.
Fíjate Salvador, en medicina tradicional china, se relaciona la ira y la impaciencia con un incorrecto funcionamiento del hígado, asi que para nuestro bien, mejor aprender a ser templados y a mirar con distancia los problemillas. Gracias por dejarme tu opinión y tu sonrisa. Feliz noche que anticipa calor africano.
Bueno, Mercedes, la rabia a veces a de salir por algun lado, y cuando lo hacemos a veces la espichamos, a mi me ha pasado alguna vez y te quedas con cara de tonto.
Abrazos
Y tanto Javier y te tienes que tragar tus palabras, con lo poco digestivas que son las malas palabras.No hay enzima que pueda con ellas ni hígado que lo soporte. Jajaja.
Una preciosa noche para ti.
Hola Mercedes, qué bonito cuento. Para los niños que fuimos la bicicleta era todo un hito. La primera bici que entró en casa se la trajeron los RRMM a mi hermana mayor. Yo aprendí a montar en ella en los ratos que ella saltaba a la comba, y de pie, porque no llegaba a los pedales sentada. En casa, de niños, sólo hubo dos bicis para 6. Afortunadamente mis hijas no tienen ese problema, desafortunadamente tampoco esa ilusión.
Besos
Aprendí a montar en la de una amiga que además de bici tenía una fábrica de harina y muchos juguetes. Después de todo fui afortunada y estoy agradecida de haber sido su amiga porque lo pasé genial. Es cierto lo que dices, Isabel, ahora lo triste no es que la bicicleta no sea tuya, lo triste es que los chicos no valoran tantos bienes y oportunidades que tienen y la culpa es…REDOBLE DE TAMBOR..para el triple salto mortal…
Gracias Isabel, abrazos.