73. El rastro imprudente.
La madre se asomó al exterior. Nevaba, así que arrugó su naricilla, ante el frío que presentía ya. Despertó a sus hijos, que parecían muñecos blanditos, suaves, calientes. Apenas protestaron, juguetones, ¡que grandes se estaban haciendo!, cada día los veía más fuertes y empezaba a tener miedo al futuro. ¿Qué sería de ellos?
Los tiempos eran cada vez más difíciles para todos, el bosque se quedaba pequeño.
Ya estaban listos, salieron y los jóvenes siempre con la fuerza de su corta edad jugaban a saltar y hundirse en la blancura hasta entonces inmaculada. Le gustaba verles así, pero tenía que reprenderles: no era prudente. Le venció la alegría de verles tan sanos y los dejó hacer.
Habían avanzado bastante, cuando se oyó un trueno. Se detuvo y con el horror dibujado en sus ojos corrió hacia sus hijos.
Uno de ellos yacía en el colchón rojo que se agrandaba a medida que la sangre manaba sin tregua de su cuerpo.
— ¡Que buen tiro Matías!
— No tanto, he alcanzado a uno de los cachorros, la madre y el otro lobezno se nos van a escapar de nuevo.
—Si mañana nieva como hoy no será difícil seguirles el rastro.
Acabo de enviar el relato, pero algo no he hecho bien, ya que no aparece el número de relato junto al título.
Lo siento, tengo que familiarizarme con el nuevo formato.
Besos a todos.
Bien me has engañado al final, que me esperaba encontrar a un niño muerto en la nieve y era un cazador. Ay, cuánto tienen que sufrir esas madres. Mucha suerte, Asun.
Lorenzo me alegro de haber creado un poquito de intriga.
Un abrazo.
Vidente gracias por tu entusiasmo, da gusto recibir un comentario así.
Abrazos
¡Qué pena, qué pena, qué pena!… Así no se puede conciliar el sueño. Y, a poco que se piense, tampoco uno es un bendito, no pego tiros, pero otros ejercen la violencia por mí para que yo coma. Y aunque fuese vegetariano, las plantas también son seres vivos. Es imposible vivir sin matar. Voy a fumar un cigarrillo al balcón a ver qué dice la noche.
Un abrazo, Asun.
Muy bien llevado, dando la primera impresión de que se trata de una madre humana y sus hijos… Al conocer la verdad, se siente un alivio que enseguida se vuelve tristeza al imaginar al cachorro muerto sobre la nieve. Me ha gustado mucho cómo lo has ambientado y contado, Asun. Suerte y saludos.
Ana gracias por tu comentario, tienes razón en tu observación, pero ahora ya está escrito así. Pero estoy muy satisfecha de que te haya gustado.
Un beso grande.
Esteban es un relato ciertamente agridulce, pero es que alguien tiene que ponerse en el lugar de los animales y resto de seres vivos seguro que sufren no crees?
Un besote.
Me alegro Juana de que te haya gustado a pesar del sabor agridulce que nos deja. Es la ley de la vida, unos mueren para que otros vivan, solo que a veces el ser humano es el menos civilizado en este sentido, y mata por placer.
Besos
La naturaleza ha dotado a todos los animales de los mecanismos necesarios para defenderse de sus depredadores, pero no han podido desarrollar defensa contra el hombre. Me gusta ese final en el que se insinúa que el cazador no desistirá hasta que extermine a esa familia de lobos. ¡Suerte!
Saludos.
Hola, Asun.
Es que la caza la tendrían que prohibir siempre, aunque esto no sea caza por trofeo.
Me ha encantado la delicadeza de la narracíón y cómo has cargado a esa mamá con un poquito de lo que eres tú.
Enhorabuena, Asun.
Un beso muy grande y mucha suerte.
Beto es que el hombre también es el único que mata a sus semejantes, ninguna otra especie lo hace. Pero me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Towanda que bonito lo que dices, que hay un poco de mi en esa mamá, espero que no sea por lo de «loba», es broma ya se que me conoces bastante bien.
Un beso grande, nos vemos.
Asun, tierno y triste. El giro final muy original. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Gracias Salvador, es ver la historia desde el otro lado, los humanos somos egoístas y no vemos que el resto de seres vivos sufren con nuestras acciones.
Respecto al final es que me gusta dar estos giros, ofrecer sorpresas a quien lee.
Un abrazo.
¿Quiénes son los animales? Bonita reflexión sobre la maternidad y ternura animal y la crueldad humana. Que pena esa nieve traicionera que delata a la familia y que tú desvelas al final de la historia. Me ha gustado. Suerte.
Muy tierno Asun. Reflejas el amor de la madre de una manera muy hermosa y la violencia final de los cazadores. Enhorabuena
Gracias Raquel, siempre hay dos puntos de vista en casi todo. Yo me puse del lado de los lobos, que ¿porqué no? seguro también sufren.
Abrazos
Jerónimo, eso quería reflejar, la loba no deja de ser una madre y ha de sacar adelante a sus lobeznos.
Gracias por la lectura y comentario.
Abrazos
Una madre que teme ese terrible final, que para mí ha sido muy inesperado. Muy bien narrado.
Suerte.
Besicos muchos.
Gracias Nani, me gustan esos «besicos», me hace ilusión porque está claro que compartimos letras desde mucho lugares.
Respecto al relato es que la realidad siempre tiene dos caras y esta vez lo vi desde el lado animal.
Besos madrileños.
Qué bonito!, me has dejado desconsolada junto al cachorro abatido.
Pobre!
Besos
El disparo de Matías es como un latigazo que nos saca de un escenario idílico. Y el drama no ha hecho más que empezar para los protagonistas con los que nos habíamos encariñado: la última frase lo remata.
Suerte y saludos.
Isabel en cierto modo es la lucha por la superviviencia, estos cazadores podían serlo por gusto o por necesidad. Los lobos no han sido bienvenidos porque destrozaban ganaderías, según creo.
Pero estos cazadores que he dibujado, si parecen disfrutar de su hazaña.
Besos
Así es Rafa, queda la certeza de que esta familia animal tiene las horas contadas.
Gracias por tu lectura, un abrazo.