120. El reloj de pared (Marta Trutxuelo)
Normal
0
21
Dio cuerda al reloj de pared. Begoña ya había desayunado, se había vestido y estaba lista para salir. Repasó su ritual de cada mañana y se quedó pensativa: carmín, perfume… ¿qué más? Se dirigió a la ventana y su mirada gris se perdió entre las nubes que presagiaban la llegada inminente de la lluvia. Un sonoro timbrazo le sacó de su ensoñación. ¿Quién sería? Se levantó y avanzó hacia la puerta.
—¡Qué sorpresa, hijo! ¡No te esperaba!
—Pero si hablamos ayer mismo por teléfono… Estás un poco despistada, mamá… No cierres la puerta que ahora sube…
Begoña cerró la puerta. Su hijo se quitó la bufanda y se frotó las manos, ateridas por el frío. Al atravesar el pasillo ella se paró delante del reloj de pared.
—¿Por qué das cuerda a ese viejo reloj? Hace ya meses que no funciona…
Volvieron a llamar a la puerta. Un pequeño rostro empapado por la lluvia le sonreía.
—¡Qué niño tan guapo! ¿Cómo te llamas? —dijo Begoña a su nieto con una tierna mirada llena de olvido.
Marta, esta historia de olvido nos la has contado estupendamente. Suerte y saludos
Me ha despertado una gran ternura esta historia plagada de olvido. Creo que el viejo reloj de pared es especial para tu protagonista.
Beso, Marta.
Hola Marta, que triste la pérdida de memoria. Emotivo relato y muy bien contado.
Un abrazo y mucha suerte
Marta, muy bien narrada la llegada de la tormenta, por desgracia muy real, que se cierne sobre la protagonista y su familia. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Estas historias me gustan especialmente por razones que no paso a enumerar para no aburrir. Creo que le has dado un toque muy humano y muy entrañable. Mucha suerte. 🙂
Hermosa y triste historia que refleja la pérdida de la identidad y la realidad.
Los relojes de pared, siempre me producen nostalgia. y tu historia, me ha conmovido.