44. El tiempo en Aldeahermosa
Don Mauricio era el encargado de darle vueltas al mundo con una manivela de precioso mango nacarado y, cuando murió, el tiempo se detuvo. Había ido posponiendo el nombramiento de su sucesor y la muerte lo sorprendió absorto en la duda. A pesar de que había tomado bajo su protección a varios aprendices, ninguno cumplió con sus expectativas. Que si uno volteaba demasiado rápido, otro no lo hacía con la cadencia necesaria, aquel giraba de forma distraída y el cuarto se dormía en el trabajo. Con Don Mauricio de cuerpo presente, el mundo se quedó quieto. Se pararon los relojes y la vida permaneció suspendida. Aplazado todo, los vecinos acudieron al velorio para discutir sin prisa quién pasaría a desempeñar el oficio. Tras mucho porfiar, se le concedió el cargo a la Carmen. Era una mujer ya madura, todavía hermosa, que había otorgado sus favores, con discreción y sin el menor atisbo de egoísmo, por toda la comarca. Y aunque no cumplía con todos los requisitos, a nadie le cabía duda de que, al amor, siempre había sabido darle su justa medida.
Tuvo que ser una mujer la que pusiera, otra vez, a andar el mundo. Pero, claro, después de intentarlo con un montón de hombres. Curioso y muy bien escrito tu texto. Suerte y saludos.
Si alguien es capaz de distribuir algo de la forma más equitativa posible es una mujer. Ya se dice (y no se cumple todo lo que debiera) que deberían ocupar más puestos directivos importantes. Eso en cuanto al sexo. Por lo que se refiere al lugar, nunca se sabe dónde puede estar la persona idónea para un trabajo concreto; se tiende a pensar que debería ser en una gran capital, por aquello de que hay más gente para elegir y supuestamente mejor preparada, pero no, fue en Aldeahermosa. Reunidos los dos ingredientes, unas manos expertas, las más adecuadas, hacen que el mundo vuelva a dar vueltas.
Imaginativo texto, Mar. Un abrazo y suerte
Una manivela que mueve el mundo? Me atrapaste ya en la primera frase. Un relato mágico y original.
Como siempre, agradecida por tus letras.
Beso volador.
Un bello relato, homenaje a una mujer que supo, el tiempo justo de amar.
Felicidades.
Un buen relevo del tiempo al enigmático Don Mauricio. El amor esparcido por Carmen.
Suerte, Mar
Mar, tu cuento rezuma imaginacion y una ambientacion fenomenal. Suerte y saludos