72. EL TÍO DE AMÉRICA (BEATRIZ C.E)
Tío Antón cruzaba el charco cada año para hacernos una visita. Era entonces cuando mamá rescataba del desván interminables madejas para ovillar y a papá se le multiplicaban los peces que capturar. Tío Antón (guapo a rabiar, ojos verdes como el musgo, piel tostada) me regalaba libros policíacos y de misterio. En nuestros paseos por la senda de los lirios, me sorprendía con su locuacidad. ¿Sabes una cosa, pequeña?. Los cristales de sal no pueden permanecer mucho tiempo bajo la lengua de un pez de ciudad como yo, sin escupir mentiras. Eso sí, con mucho salero. Un guiño hacía las veces de punto final a sus oraciones. Simplemente, me fascinaba.
Murió por una sobredosis de heroína, devorado por el código de honor del hampa y los rascacielos. Un pez desalado boqueando a contracorriente en el océano de asfalto, ese era mi tío. Aunque debería decir, mi padre. En su funeral mamá me confesó entre lágrimas, el auténtico origen de mis ojos clorofila. Y lloramos juntas. Y comprobé en mis propias carnes, cuánto escuece la sal en las heridas. También las cicatriza más rápido, opinaba Antón. Pero esa teoría, como tantas otras, se la llevó consigo a las profundidades del océano.
Un pariente muy especial, separado de su familia de origen por un gran charco, habitante de un océano urbano. Esas frases en cursiva, profundas y un tanto enigmáticas, definen perfectamente a un personaje complejo, cuyo cariño por la narradora-protagonista queda desvelado al final. Llaman la atención igualmente esas madejas para ovillar y esos peces que capturar.
Llevaba tiempo sin leerte, Beatriz. Me alegra volver a hacerlo.
Un abrazo y suerte
Hermoso relato.Siempre el tío de fuera sorprende y en este caso, más aún.
Suerte Beatriz.
Besicos muchos.
Hola Beatriz.
Enhorabuena, pues me parece una historia preciosa y muy bien contada. Cargada de dramatismo y además de belleza.
Mucha suerte,
Ton.
Te ha salido una buena historia, Beatriz, con un personaje interesante, con un desenlace singular, y con un océano de fondo que separa mundos y forja caracteres.
Ha sido un placer leerte.
Saludos cordiales