83. El último llanto de los vencidos (Juanjo Montoliu)
La pala hace un ruido metálico al cargar la tierra. Un sonido que se arrastra, como la misma herramienta por el suelo, y termina en un golpe seco al verter su contenido dentro del foso. Tengo prisa, por lo que apenas dejo pasar unos segundos hasta que vuelvo a repetir la secuencia.
No me gusta mirar los cuerpos que voy cubriendo. Sólo lo hago cuando me llega algún sonido diferente, como el del quejido que se produce al asentar los cadáveres en el suelo. Entonces, paro y escucho, por si me sale algún resucitado de entre los muertos.
No se oye nada más en este amanecer. Quedan muy lejos los gallos y los pájaros de este entierro. Hace tiempo ya que no escucho los lamentos de la tierra al vencer las bóvedas producidas por los cuerpos amontonados. Ya no les queda ese llanto, siquiera, a los que ayer perdieron la batalla.
Empieza a clarear y a mí apenas me restan una docena de paladas. Rasear el terreno. Informar a mi superior de que el trabajo está hecho. Recoger el campamento. Asistir a la misa que dará el capellán para celebrar la victoria.
El ruido de la pala es el último llanto, y después ya no habrá nada bajo esa tierra allanada. Fabuloso.
Un saludo
JM
Da escalofrío tu relato.
Sincronizas los movimientos de la máquina con los pensamientos del ¿soldado-palista? Me ha gustado el relato y destaco esta frase (que viene contextualizada en líneas anteriores y posteriores): «Hace tiempo ya que no escucho los lamentos de la tierra al vencer las bóvedas producidas por los cuerpos amontonados.»
Hay algo que no entiendo en la mención a gallos y pájaros, ¿qué representan los gallos?…¿los matadores satisfechos?
Saludos.
JUANJO, reflejas con exactitud la rutina del oficio, en este caso exagerado por la realidad insostenible de la guerra. Suerte y saludos
Supongo que los gallos anuncian la aurora. Al menos para Lorca y para mi, que también los mencionaba en mi relato.
Ofreces una perspectiva original de la batalla, Juanjo. Con el ritmo y la pesadumbre que impone el ritual. Es un relato con personalidad. Me gusta.
Como dice Luis San José, los gallos (y los pájaros) anuncian la aurora. La ausencia de ellos es señal de que la batalla ha sido especialmente cruenta. Eso es lo que pretendía contar en esa frase.
A mí me ha recordado a Lorca por momentos y vaya nunca mejor pensado.
La guitarra
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas de la madrugada.
Empieza el llanto de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
!Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
Real como la vida misma, o la muerte. Un hoyo y el ruido de la pala.
Muy conseguido.
Sentido relato, ese llanto de los vencidos y el trabajo del sepulturero, nos dejan claro que en las guerras siempre se pierde.
Me ha gustado mucho.
Saludos
¿Victoria?
Buen texto Juanjo me gusta la voz del narrador, es espeluznante y a la vez cotidiano, cercano, no deja de ser su trabajo. Mi pregunta es..¿Cuántos medio muertos habrá enterrado del todo? Qué escalofrío solo de pensarlo.
abrazos y suerte
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Este relato está inspirado en El coronel Chabert, de Balzac. Por suerte o por desgracia para él, aquel personaje sobrevive a su enterramiento y ya no vuelve a encontrar su sitio en este mundo.