118. El vértigo no superado
El riesgo hizo acto de presencia en aquella fiesta.
Una marea de gente me separaba de aquella hermosísima gata negra que había conseguido hipnotizarme desde que fuera arrastrado por mi amigo-Popeye a aquel cumpleaños de disfraces en el que no conocía a nadie. En más de una ocasión el oleaje humano me llevó cerca de su costa, pero:
a) “voy a rellenarme la copa”, pronuncia ella con mágica voz, o
b) un grupo de brujas susurra alguna estupidez que ella condescendiente devolvía con una sonrisa o
c) tal vez mi natural y enfermiza timidez
fueron la suma de causas que impidieron el contacto, a lo que debería añadir mi desastroso y asfixiante disfraz de Oso Yogui.
Estuve sudando y ensayando la declaración menos penosa imaginable, algo que me hiciese asumir aquel riesgo, saltar superando mi vértigo.
Habría descrito sus gestos, sus movimientos felinos, la inteligencia animal que despertaba su enigmática sonrisa, pero no lo haré. La madrugada echó el telón a mi nuevo fracaso y casi degustaba su amargo sabor cuando inexplicablemente sus ojos se posaron un breve instante sobre los míos antes de abandonar aquella mascarada con una extraña sonrisa dibujada en sus labios.
Felix, la noche prometía aapesar der su pesimismo. Estos sentimientos de caracter negativo los has mostrado claramente. Suerte y saludos
Bueno, a gusto del consumidor la explicación de la mirada final.
Gracias por pasarte y comentar.
No todo estaba perdido. La esperanza es lo último que se pierde, aunque inutilice la timidez.
Tal vez tienes razón, Ana. El problema es que para la próxima vez como tú dices nadie le garantiza el éxito por su valentía, con lo que el vértigo probablemente volvería a aparecer. Es lo que tiene la timidez.
Gracias y un saludo
Puede interpretarse así, Andrea. Lo mejor de un final abierto es precisamente la aportación necesaria del lector para ponerle un final.
Gracias y un saludo.
Félix, que va a ser que sí, que al final Yogui triunfa y no vuelve solo a Yellowstone.
Simpático y de mucha llegada tu texto. quién no se ha sentido, fracasado en esos lances alguna vez y quién no se ha sentido Yogui.
Abrazos y suerte
Jajaja. Puede ser que al final se vaya a su madriguera con la gata negra…
Gracias por el comentario. Es totalmente cierto que casi todos hemos sido alguna vez Yogui.
Gracias y un saludo