04. EL VIAJE
Se lo había prometido. Cuando se curase de su enfermedad y sus ojos pudiesen ver más allá de las batas verdes de los médicos y de su ridículo camisón, abierto por la espalda, la llevaría a sumergirse en los mágicos verdes que él ya conocía.
La subiría con cuidado en su globo de rayas y, bajo las nubes, viajarían los dos, acunados por el viento sur, hasta las suaves colinas de verdes profundos, sobre los campos roturados y recién sembrados de plantones enanos.
Planearían después junto a las cascadas que bañaban las laderas musgosas, sobre los brotes nuevos de los prados y, más allá, tras los manzanos tiernos y los viejos olivos de hojas verde plata, aterrizarían en la laguna de las mil algas, donde él se refugiaba de niño.
No llegó a cumplir su promesa. Ella salió del hospital para viajar a su tumba.
Hola, Purificación. El comprometido no pudo cumplir su promesa por culpa del fatal destino, pero seguro que el simple hecho de describir el contenido de su compromiso le hizo mucho bien a ella antes de su viaje definitivo.
Me gustó el relato, quizá podías haber adornado un poco más el final. No lo tomes como crítica, solo creo que así habría quedado redondo del todo.
Un cálido saludo.
Qué tal Purificación.
Me gusta cómo nos relatas esta historia de amor. Una pena que, a veces, los finales tienen que ser así de trágicos. Como en la vida misma.
Mucha suerte.
Una promesa de verde esperanza que la enfermedad inmisericorde trunca. Un triste relato que nos deja una helada desazón. Me ha gustado mucho, Purificación. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por vuestros cariñosos comentarios. Un cariñoso abrazo.