69. El viaje de negocios
Te despertarás antes de que suene la alarma. Te levantarás con cuidado de no despertarla. Te darás una ducha rápida y te vestirás con la ropa que dejaste preparada anoche. Una camisa blanca, un traje cómodo y la última corbata que te regaló. Irás a la cocina y te harás un café con leche y un par de tostadas con mermelada de arándanos. Desayunarás allí mismo, de pie, con prisa. Volverás al dormitorio y le darás un beso de despedida en la mejilla que apenas percibirá. Comprobarás que llevas encima tu juego de llaves y las gafas. Cogerás el maletín y abrirás la puerta.
Nada diferenciará, en esencia, la mañana del accidente de otra cualquiera.
Es muy bueno…y lo sabes.
Estupenda «página en blanco»: dejas al lector en la antesala del viaje accidentado.
Saludos con suerte
Asomas al lector, tras ese abrir la puerta, a un insondable abismo. que está ahí, fraguándose en lo cotidiano, detrás de un frugal desayuno, de una esquina cualquiera, en el siguiente instante, en un viaje que lo cambia todo.
Excelente texto, David.
Y eso es lo terrible. Haces que nos pongamos ( o me ponga) en la piel de la mujer. ¿Se sentirá culpable por no haberse despertado? ¿Por no haberle preparado el desayuno? ¿Por irse, la noche anterior, enfurruñada a la cama?.. Suerte, David. Un saludo.
Gracias, Arantza, Nuria, Manoli y Jesús, por vuestra generosa lectura y por dejar vuestra opinión aquí.
Un abrazo a tutti y mucha suerte para esta convocatoria,
D.
A partir de hoy haré ruido cuando me levante. Lo despertaré para que me vea bien mientras me visto y nos besaremos una y mil veces antes de despedirnos. Por si acaso. Para que pase lo que pase, nunca olvide cuanto le quise.
Hala, Eso has conseguido con tu relato. Estarás contento no?
Felicidades y mucha suerte. Es muy original tu micro.
Anda que si el accidente fuera doméstico… 😉 Muchísimas gracias por tu comentario, Mercedes, y mucha suerte para ti también,
D.
Un final redondo y para recapacitar de la manera robótica en que vivimos.
Hace tiempo pensé en crear un grupo que se llamara: «lo que he hecho hoy para dejar de ser un robot». Aún está pendiente. Cuesta mucho dejar de serlo.
Pero gracias a tu relato inspirador puede que ….
Gracias.
Yo añado que mi continuación de la historia no es de final dramático, ya que tu protagonista no murió y aprendió, después de la recuperación, a vivir cada día de forma diferente. A él no le incluiré en mi grupo : )
Siempre es una buena noticia que tus lectores extraigan mensajes positivos de los textos que escribes. Gracias a ti, Isabel, por tu comentario y ese optimismo que desprendes. Suerte en la convocatoria,
D.
Los detalles cotidianos convertidos en dramáticos. Hay que ver lo que hace esa frase final!
Muy bueno, David.
David, que bien nos llevas por esta historia de aparente rutina. El final es la ginda. Suerte y saludos
Gracias, Anna y Calamanda. Ya sabéis,dejar transitar plácidamente al lector por el texto para sacudirle un buen mazazo final.
Pumba.
Suerte a ambas en este ENTC viajero,
D.
Menudo final. No me lo esperaba y me has dejado noqueada. Suerte.
Besicos muchos.