107. EL VIAJE PLANEADO (M.Carme Marí)
Acostumbrada desde hace años a la compañía de la soledad, Pilar habla sola a menudo.
-Tendré que ir pensando qué ropa llevarme. Estaré allí una semana.
Pasa la mano por las prendas del armario, sopesa opciones. Lo decidirá más tarde, ahora será mejor descansar un rato. Sale del edificio y se sienta en un banco al sol, junto a otra anciana. Le comenta a Adela, mientras se recoloca el pañuelo en el cuello, sobre la visita a su hijo que está en Suiza, irá en breve, en cuanto llegue el verano. Pero Teresa, que no Adela, piensa que antes llegará Navidad.
Interrumpe la conversación una joven con uniforme que le acerca el teléfono, tiene una llamada.
-…Irene, ¿vendrás un día de estos, hija? Así me ayudas a encontrar la maleta, que me hará falta para ir a Suiza a ver a Jaime.
-La maleta se quedó en la casa del pueblo, mamá, pues en la residencia no la necesitas. Y Jaime estaba en Suecia pero volvió a Madrid hace unas semanas. Este mes buscará un hueco para venir a verte.
Irene contesta con calma, como los días anteriores, aunque sabe que mañana mantendrá exactamente la misma conversación con su madre.
Traes un relato que nos deja un regusto amargo tras leerlo, pero quiero creer que, mientras piensa y se prepara para ese viaje, Pilar consigue evadirse de la tristeza que parece conformar su vida actual. Ojalá que reciba pronto, al menos, la visita de sus hijos. Me ha gustado, Carme. Saludos y suerte.
Seguramente esa preparación del viaje le distrae y le hace pensar en un proyecto a realizar, aunque luego se le desmonte el castillo de naipes (temporalmente).
Gracias Jesús por tu comentario.
Un beso.
Hola, querida M. Carme.
El título sirve a la perfección para introducirnos en la vida de esta anciana extraviada en sí misma, prisionera de una memoria fija y equivocada (acaso la que a ella le interesa como un reloj detenido para siempre en una hora concreta), planeando un viaje que nunca podrá realizar porque carece de sentido (planeado el viaje, qué significativo… ironías de la vida y de la senda de demolición en que consistimos todos y todas. Texto con literatura implícita, muy difícil, y con la que das en la diana contando indirectamente. El cierre, magnífico, resulta de lo más ilustrativo respecto de la interpretación que tu gran texto me sugiere. Mi muy máxima enhorabuena por él y felicidad constante, terca para ti. Un beso muy fuerte.
Bonito comentario, Eduardo. Buena descripción con «extraviada en sí misma», seguro que hay muchos casos en que se puede aplicar, desgraciadamente.
Encantada de que te guste.
Un fuerte abrazo.
Tu relato viaja directo al corazón del lector, M.Carme.
Saludos con suerte.
Celebro que te llegue al corazón.
Gracias Nuria por tu comentario.
Ternura y tristeza me provoca tu relato, Carme. No reflejas una situación irreal, al contrario, me temo que habrá muchas ancianas, con vidas anodinas en residencias, que tendrán perfectamente planificado el viaje de sus sueños. Me ha gustado.
Un abrazo.
Ciertamente hay mucha tristeza en las residencias, mucha soledad que puede empujar a soñar con viajes y otras muchas realidades alternativas, que son bastante improbables.
Gracias por pasarte a comentar.
Besos.
M.Carme, esas imagenes tan directas que cuentas son además muy reales en situaciones así. Suerte y saludos