67. Ella y él (Blanca Oteiza)
Él anhela el rostro de ella. Aún la recuerda oliendo el pan recién hecho, cómo cerraba los ojos y se embriagaba del aroma que envolvía el local. El calor, al abrir el horno, lo golpea la cara y le hace salir de sus pensamientos. La soledad lo abraza desde aquella mañana en la que, tras recibir una carta anunciando la tristeza, inundó sus corazones. El padre había fallecido en un accidente y la madre había quedado mal herida. Ella no dudó en irse al pueblo a cuidar de su progenitora. Él aún conserva la esperanza del regreso de su amada, volver a compartir un bollo recién horneado en el desayuno mientras sus miradas conversan.
Ella, ajena a los sueños que llegan desde la panadería, añora los días que disfrutó de la compañía de él. A veces, mientras la lluvia golpea los cristales de la ventana, lo imagina corriendo en el jardín en dirección a su puerta. Pero a quien ve bajo el manzano, es a su madre marchitándose, como un otoño sin primavera. Ella ansía disfrutar de nuevo con su panadero favorito, abstraerse mientras la masa recorre sus dedos y sacudirse el delantal lleno de harina.
A veces la vida se pone muy seria y, de un día para otro, surgen situaciones y obligaciones que cortan de raíz la ilusión con la que se vivía.
Esperemos que tu protagonista, buena hija, pueda volver a retomar el camino que tenía y merece. Dicen que todo sirve para algo. Quizá esta difícil etapa haga valorar aún más esa relación y volver a ella con fuerza.
Un abrazo y suerte, Blanca.
Muchas gracias Ángel por tu comentario.
Seguro que la pareja puede volver a retomar la relación y seguro que con más ganas.
Un abrazo