93. Emigrante sin equipaje (Yashira)
Desde niños las vacaciones siempre juntos, el final del verano marcaba el comienzo de otra manera de acercarnos, entonces eran nuestros corazones los que, unidos, evitaban la distancia. Una distancia que creció tras mi accidente, tuve que dejarte y ya no eran kilómetros lo que nos separaba, aun así, encontré la forma de estar junto a ti, pero ahora mi tiempo ha pasado, he de volver a encarnar, no sé si recuerdas cuando, en clase de filosofía, el profesor contó sobre la migración de las almas. Tengo que hablarte Lucía, no sé cómo hacerlo. He intentado susurrarte al oído, pero creíste que era el viento. Intenté pintar en una nube y no mirabas al cielo. Trataré, otra vez, de explicarte.
Qué sueño tan hermoso y extraño, tan real que aún puedo olerte Andrés. He soñado con ese abrazo que nunca pudimos darnos y con las palabras que nunca nos dijimos. Siento que, de algún modo, hoy te despediste de mí ¡Hoy! ¡Qué locura! Hace más de diez años de aquella tormenta en la que un coche, dejándote en la cuneta, sesgó tu vida para siempre.
Los que se marchan, no se van del todo, al menos no durante un tiempo.
Hermosa historia la que nos dejas. Y que suerte, tras la desgracia, poder evocar, durante lo que nos quede de vida, al que hemos y nos ha querido, aunque, como en este caso, sea con una ligera ayuda espectral. Suerte, Maribel. Saludos.
Gracias por tu comentario Jesús, siempre tenemos la suerte de poder sentir a nuestros seres querido cuando nos han dejado físicamente, algunos pueden hacerlo con más cercanía que otros, pero creo que no es demasiado difícil mantenerles en nuestra memoria. Saludos.
Hola, Maribel.
Los que se van, no lo hacen del todo mientras los caminemos por la senda de nuestra memoria. Las almas que emigran a nuestro corazón. Me encanta que en un texto (o poesía) salga la palabra alma, algo tan criticado, tan denostado, porque , por fin, se sabe a ciencia cierta aquello que se intuía: que el alma existe, que no morimos del todo.
Un texto el tuyo en el que se involucran los sentidos, juegan su papel, y en el que se hace bandera de la añoranza. Un texto muy loable. Te felicito. Un beso.
Gracias Martín, es cierto que los que se van, quedan en nuestro corazón, pero como bien dices, el alma existe, por fin la ciencia le va dando su lugar, y nos queda mucho por saber sobre los pasos siguientes al momento en el que desencarnamos, ya lo entenderemos, ya. Besos.
Muy generosas tus palabras J u a n, me alegra saber que algún escalofrío puedo haberte causado, eso significa que te ha llegado el mensaje. Felices Fiestas cargadas de buenas razones para disfrutarlas. Abrazos.
Me han comentado que no se pueden publicar comentarios aquí ¿Alguien sabe el motivo por el que no deje hacerlo? No tengo ni idea. Gracias Marta por avisarme. Claro que si no se puede ¿Cómo me vais a responder? En fin…