29. EMPAREJANDO SILENCIOS (Belén Mateos)
Cada día los desparejaba, hacia un ovillo con ellos y los almacenaba en un rincón del aparador. Los miraba de reojo, como queriendo controlar su núcleo, como deseando que se unieran con el afán de reencontrase. Pero permanecían en silencio, con un mutismo que le desquiciaba, igual que el suyo.
Cada jornada lo mismo, les daba la oportunidad de unirse y ellos nada, eran como segmentos desmembrados, limitados por esa línea blanca condenada a la afonía.
Los menores perdían el norte sin sus mayores y estos eran demasiado complejos y orgullosos para reconocer que necesitan de ellos para concretar su ente y ayudarle en sus oraciones.
Los comenzó a coleccionar el día que la biblioteca fue quemada por la inquisición y pudo salvar de la hoguera una treintena de letras.
Desde entonces los agrupa cada anochecer en los márgenes de unas hojas en blanco deseando que los humos se les bajen, sus lenguas sean el nexo de unión a ese fonema en el sintagma gramatical de sus ruegos.
El silencio a veces es una bendición, un paréntesis necesario en esta vida de vorágine que tenemos, pero también pueden ser vacío, la nada más profunda, lo opuesto a la vitalidad y a la existencia en sí, un anticipo de la muerte, entendida como la ausencia de todo.
Las letras, las palabras, el lenguaje, esa habilidad tan peculiar y solo humana, nos salva, o eso creemos, de la sensación de abismo que simbolizan los silencios no buscados. No tener nada que decir, como también no querer escuchar, conlleva la mayor de las tristezas. De ahí que quemar libros sea un atentado a la dignidad, a la libertad individual, al deseo de saber, de aprender y de expresarse, algo que se ha producido en los momentos más tristes y de retroceso de la Historia.
Tu protagonista intenta que las pocas palabras que ha podido rescatar de la quema sean suficientes para disolver los silencios dañinos, en un relato muy bien elaborado, con una prosa poética que dominas como nadie, llena de hermosas metáforas.
Un abrazo y suerte, Belén
Un relato precioso sobre la importancia de la unión y el dañino orgullo, orgullo que permite silencios donde puede haber vida. Enhorabuena, Belén. Un abrazo.