62. En el laberinto (Jesús Lara Vanegas)
Una vez en la escena del crimen, me preguntaba constantemente cual podría haber sido el motivo de tan atroz asesinato. Sus marcas me revelarían una clara intención de una futura carrera delictiva.
Los cuerpos se acumulaban y el terror se iba apoderando poco a poco de aquellas calles desgastadas y malolientes.
Su obsesión hacia las prostitutas me daba a entender un claro complejo de madre y unas carencias afectivas importantes.
Como buen poli que se precie en Nueva Orleans, me limitaba a buscar mis pruebas, ya sea una huella, una pisada, una mísera fibra de pelo o tan siquiera un pequeño rastro de su asqueroso semen.
Pero..¿De qué valía autoengañarme?He de reconocer, que a medida que avanzaba el tiempo sus técnicas se iban perfeccionando hasta tal punto de no dejar ni tan siquiera la posicón inicial de cadaver para así evitar que localizáramos la dirección previa a las setenta y tres puñaladas que le solía asestar a sus víctimas.
Hoy por hoy continúo deambulando en la penumbra de sus calles entrecruzadas, con la única intención de encontrar una salvación a esas chiquillas que por motivos desconocidos acabaron siendo asesinadas en el laberinto de sus calles.
Si, algunas calles suponen un verdedro laberinto para quienes deben frecuentarlas. Suerte y saludos
Hola, Jesús.
Espero que siga deambulando hasta que lo encuentre.
Saludos.
Doble laberinto. El de las calles que transitan las chicas y el que tiene que caminar el detective intentando desentrañar lo acontecido. Creo que has puesto muy bien al personaje en escena. Mucha suerte 🙂
Jesús, me ha gustado mucho el ambiente de novela negra que le has dado al relato. Y has creado todo un personaje. Personalmente, me gustaría volver a saber de él.
Me ha recordado al atormentado comisario Wallander, el protagonista de las novelas policiacas de Henning Mankell.
¡Suerte!
Por un momento me he visto en las callejuelas de Londres en tiempos del destripador.
Muy recreado el ambiente y un giro muy bueno para el tema.
Saludos