Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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44. EN LA CALLE DEL LOCO

En el camino al taller de costura había una casa que me aterraba porque en una de sus ventanas bajas siempre estaba asomado un loco. Todos lo llamábamos Tomás «El loco». Gritaba, insultaba y sacaba su brazos amenazantes.
Al pasar por su calle, antes de llegar, me cruzaba de acera. A veces, pensé cambiar el itinerario, aunque un pellizco de orgullo me forzaba a afrontar el miedo. Además, sentía una extraña necesidad de observarle de cerca, sus facciones deformadas, su verborrea delirante. Pero siempre terminaba saltando, nerviosa, a la acera opuesta.
La casa de enfrente solía tener la puerta abierta. En ella vivía una de esas familias con muchos hijos iguales, pero en diferentes tamaños. Todos altos y delgados, con el cabello oscuro y recio.
A mi hora de paso, solía encontrarme con los mayores y los saludaba disimulando mis miedos. Tampoco quería que pensaran que era una fresca que andaba rondándoles y solía volver corriendo al centro de la calzada.
Una tarde, un chico me atropelló con su bicicleta. Ambos nos disculpamos repetidas veces. Me levantó, mientras Tomás gritaba: «¡Puta! ¡Cabrón! ¡Chupapollas!»
—¿Cómo te me cruzas así, mujer? —exclamó, sonriente.
Y es que el abuelo era guapo de morirse.

10 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Un ser perturbado y perturbador propicia que, al tratar de evitarlo, una persona encuentre un ángel con quien compartir su vida. A veces se producen estos contrastes, o eso he interpretado (corrígeme si me equivoco).
    Un abrazo y suerte, Salva

    1. Amigo Ángel, lo has captado ala perfección… Trataba de cumplir con el tema propuesto, pero intentando esconderlo hasta el final, dentro de una historia sencilla que habla del destino. A veces, huyendo de la fealdad, o de nuestros temores, podemos tropezar con el destino.
      Gracias por leer y escribir tan puntual y bien como de costumbre.
      Abrazo enorme

  2. Rosalía Guerrero

    Salva, me encanta el tono inquietante del relato, ese loco y esos hijos iguales dan mal rollo. Y más me gusta el sorprendente giro final, porque imaginaba que era una jovencita la que iba al taller del costura, y deduzco que tan joven, no era.
    Un abrazo y suerte.

    1. Hola, Rosalía! Pues, fíjate lo que es la literarura, que el mismo texto geneta sutiles sensaciones diferentes en cada lector. Mi intención no era generar inquietud, sino una escena cotidiana, de barrio, como podemos haber vivido todos. Esta joven, a la que asaltan miedos y preocupaciones sencillos, sufre pequeñas desviaciones en su trayectoria que terminan ubicàndola en el punto exacto marcado por su destino.
      Gracias por pasarte a leerme!

  3. Izaskun

    Me has sorprendido con ese giro final. Imagino una tierna abuelita contándole a su nieto cómo conoció al amor de su vida. Su abuelo. Qué inquietante el personaje de Tomás y las fotocopias de niños de la acera de enfrente. Así nos has despistado por completo de esa serendipia final que deja un regusto muy dulce. Mucha suerte, Salva.

    1. Me gusta ir poco a poco, desgranando la historia, esbozando los personajes y sus cuitas y motivaciones… Escondiendo algunas de mis cartas hasta el final, sobre todo ese as que es, en este caso, la Serendipia. El tema principal.
      Celebro ese regusto dulce, porque todo lo demás, el loco, los miedos, etc. solo eran distracciones y condicionantes circunstanciales… je je
      Muchas gracias por leerme, Izaskun. Besos!!

  4. Pablo Núñez

    Qué bueno eres, Salva.
    Tienes el don de saber contar las historias con una sencillez pasmosa. Metes al lector desde el primer párrafo en la historia. Me has lecho creer que en nuestra ciudad existe esa calle, y existió Tomás, como otros personajes pintorescos que han poblado nuestra ciudad. Perfecta esa aparición de la casa de enfrente con unos hermanos Dalton locales. Y qué decir de ese final. Perfecto. La serendipia montada en una bicicleta.
    Me ha encantado, niño del adobo.
    Aprovecho para darte la enhorabuena por ese triunfo en REC con un relatazo y te mando toda la suerte del mundo para que la final mensual te lleve a la anual. El relato lo merece, y tú también.
    Abrazo.

    1. Ayyy mi querido Pablo!! Millones de gracias por tus palabras… me emociona tu felicitación, sencillamente, porque creo que describe cómo ha llegado a ti de nítida mi historia, y cómo en, pocas palabras, recibes las sensaciones que yo, como escritor, deseo transmitir.
      Tu generosidad, como lector y como amigo, siempre es ejemplar, inconmensurable.
      Y gracias por lo de REC. La verdad es que me ilusiona muchísimo… a ver si hay suerte. ¡¡¡Necesitaré vuestros votos!!!
      Abrazo enorme, amigo.

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