10. En la casa de Dios.
-De nuevo ha sido sin querer. Bueno quizás no tanto –se sinceró arrepentido ante su confidente.
-Hijo mío, debes poner fin a este asunto incómodo. O no podremos hacer nada más por ti.
-Le juro que es más poderoso que yo ¡Exímame padre! –imploró quejoso, arrumbado contra el costado más lúgubre del confesionario.
-Rogativa y contrición hermano –dictó el confesor, mientras lo santificaba desde la punta de sus dedos, trazando una cruz imaginaria sobre él.
Tras la jaculatoria se incorporó redimido. Sintiéndose otro.
Palmeó el polvo de la sotana y se ajustó con desenvoltura el alzacuello. Cuando atravesaba la nave central, las campanadas requirieron la entrada de los feligreses, y ante el altar un grupo de niños en catequesis por el año nuevo caminaba al encuentro de la sacristía.
Entonces se le adivinó una sonrisa; la misma de siempre, mientras sus ojos lascivos hostigaban henchidos de apetencia al último de la fila. Al más rubio de todos.
!Ojú! Tiemble después de haber reído.
De total actualidad.
Impactante.
Saludos.
Esperemos que el rubito y todos los demás se salven de este tipo.
Abrazos y suerte
Bufff, menudo relato; con la Iglesia hemos topado.
Muy actual y muy bien contado.
Un saludo
Muchas gracias a los cuatro por vuestros comentarios. Blanca, Virtudes, Carmen y Manuel. Visitaré vuestras propuestas. Y Manuel ha de saber que lo visito de vez en cuando en su «Montesinadas»,desde que nos conocimos este agosto en Baños de la Encina.
Me revuelve tripas y memoria.
Un abrazo, Ton
Terrible lo que se intuye, y por lo que está saliendo en los medios más habitual de lo que pensamos. Esperemos que el rubito y sus compañeros sepan escapar de ese depredador sin alma.Muy buena tu historia aunque terrorífica.Gloria
Gracias Gloria y Luís, por los comentarios. Buscaré también vuestros relatos.
Un abrazo.
A dios rogando y con el mazo dando. Y es que hay algunos vicios que no se perdonan ni en Navidad. Aunque eso no es vicio, es enfermedad. Y de la mala. Mucha suerte 🙂
Ton, un relato, por desgracia, de rabiosa actualidad. Muy bueno. Abrazos.
Desgraciadamente tu relato no es ficción. Me ha gustado mucho el lenguaje inicial, el diálogo entre confesor y confesado, y el poco propósito de enmienda, por cierto.
Un abrazo y felices fiestas
Muy bueno e impactante, Ton. Ojalá no fuera real. Un abrazo
Se me ha roto la sonrisa.
Sin perdón.
Besos
Lo peor de todo es que el otro no es la primera vez que lo absuelve.
Vaya, vaya duro y real relato.
Un abrazo fuerte.