52. En la desembocadura del tiempo
Quizás la eternidad tan solo exista en la imperfecta intensidad de un instante incompleto, aquel que guarda escenas desfiguradas, palabras borrosas que el tramposo tiempo recompone y devuelve en su forma más amable.
Podría tratarse de Antonio, o tal vez de María. Lo cierto es que nos vale cualquier persona, seguramente de edad avanzada, una de tantas que contempla fotografías, o quizá vídeos, mientras deambula por los arrabales de su memoria bajo la arena caprichosa de un reloj que gotea granos de momentos. Algunos los recoge al vuelo y los esconde en el lóbulo que menos duele, cerca del hipotálamo; otros se mezclan en sus ventrículos, acelerándolos entre la vieja sangre tantas veces bombeada. El cosmos parece estrecharse con parsimonia hasta que esa persona cualquiera regresa irremediablemente de los lugares imposibles para seguir a la velocidad del tiempo. Entonces, cada imagen del álbum, o quizá de la pantalla, quedará de nuevo errante y huérfana, como un suspiro más en el viento.
Las fotografías y vídeos tienen la aparente facultad de eternizar momentos, pero esos intentos para detener el devenir natural son espejismos, el tiempo nunca se dmuchoetiene y menos aún vuelve atrás, por que nos gustaría que así fuese, onviando la inevitable falta de lozanía en beneficio de la decrepitud.
Leerte siempre es un lujo, aunque haya pasado ese tiempo emplacable que nunca para.
Un abrazo grande, Antonio. Suerte
El tiempo recorrido nos acompaña, mucho más cuanto menor es el tiempo que nos queda. Siempre he creído que lo eterno solo existe dentro del tiempo finito que representamos, como si de una propiedad cuántica se tratara.
Muchas gracias por tu comentarios, Ángel. Tú Siempre estás en un rincón de mi tiempo finito.
Un fuerte abrazo.
(Implacable, no «emplacale»)
Ahí va otro abrazo
Madre mía, cuanta errata en mi comentario, Antonio, ahora que he vuelto a mirarlo. Ya lo siento. No vuelvo a escribir con el móvil.
Antonio, además de lo bien que has contado ese contraste entre el paso veloz del tiempo y los momentos que permanecen atrapados en una foto o en el hipotálamo (o ventrículo), tengo que decir que me ha fascinado el uso magistral que haces del lenguaje.
Me has atrapado desde la primera línea.
Un abrazo y suerte.
No sabes cuánto agradezco tu comentario, Rosalía. Muchas gracias por compartir tus impresiones.
Un abrazo
Hola Antonio:
Detrás de este micro se esconde mucho trabajo. Has jugado con la velocidad e intensidad de algo tan intangible como es el tiempo, los recuerdos, la memoria, incluso la edad.
La belleza de las palabras y ese final tan apropiado hace muy agradable su lectura.
Enhorabuena y suerte
Muchas gracias Alberto.
Si te ha parecido agradable la lectura ¿qué más puedo pedir?
Un saludo
Qué belleza en las palabras, poesía pura en forma de microrrelato. Suerte
Muchas gracias Jesús.