33. La oquedad del Amor (Antonio Bolant)
En una noche ebria huiste río abajo, hacia la desembocadura de lo desconocido, buscando cualquier lugar que te mantuviera alejada de la cara oculta de la familia. Hoy, en la orilla opuesta del Caribe, envuelta en el horizonte, te preguntas si mereció la pena ser forastera en otro rincón del abandono.
Evocación y abatimiento se encontraban forcejeando mar adentro, cuando salpicaduras de espuma te regresaron al rosario de rocas del malecón que, irrompibles, continuaban plantando cara al continuo embiste de las olas. Observándolas, la sombra de tu entereza titila como un tenue títere apenas hilvanado bajo la luna de Florida, e imaginas que alguna de esas olas se eleva afable ciñéndose a tu cintura para posarte suavemente sobre la marea, para que sólo ella pueda zarandear tu cuerpo.
Pero hoy no; hoy el mar volverá a esperar. El crepúsculo ya ha caído y se alzan sombríos los neones rotulando un momento que ha dejado de pertenecerte. El oleaje continuará embistiendo arrogante contra las caderas del malecón, y como cada noche, sudor, salitre e indiferencia saldrán furtivos a buscarte para dejar un poco de dinero, algo de su soledad y el inmenso vacío de las cuatro letras más hermosas.
Apaciblemente, nos muestras el triste y, aparentemente, perenne recuerdo de lo que se ha dejado atrás. Cuando somos infelices en un lugar, aunque, como en este caso y para algunos, sea un paraíso, deseamos más que nada alejarnos al encuentro de una nueva vida. Pero no siempre es como lo deseamos. La realidad muestra, e demasiadas ocasiones, su cara más cruel. Enhorabuena, Antonio. Un saludo y suerte.
Gracias Jesús por tu acertado comentario. Has resumido perfectamente la idea del relato. Un abrazo.
Una oquedad que es puro vacío, el que siente tu protagonista, que hubo de abandonar su querida tierra caribeña de cuatro letras, que coincide en número con la palabra amor, sin saber si tanto sacrificio mereció la pena. La luna de Florida será hermosa también, pero no es la misma que ella amó. Una mujer que se encuentra en un momento delicado, pues no acaba de integrarse en el país de acogida, ni ya nunca será del todo de aquel lugar de origen del que se desgajó por necesidad.
Un relato que, nuevamente, es un lujo para los sentidos, que merece paladearse despacio, donde se aprecia un trabajo esmerado, con detalles magistrales como esa sombra de la entereza que titila, que plasma de forma inmejorable un sentimiento.
Disfrutar de tus letras es un placer que agradezco, comparable al de haberte conocido.
Un abrazo fuerte, Antonio. Suerte
Gracias Ángel. Leer con qué cariño y acierto desgranas lo que uno intenta transmitir es una gran satisfacción. Sabes que me encanta leerte, pero poder contar contigo cada vez que escribo es un aliciente más para seguir creando historias.
Ya sabes que fue un placer para mí conocerte y charlar contigo. Espero disfrutar de ello en más ocasiones.
Un fuerte abrazo.
Antonio, eres un magnífico escritor. Así lo digo, de corazón. Tu prosa está llena de matices, pero sin estridencias. Muestras dolor, indiferencia, tristeza en tu personaje, de una manera elegante y sutil. Cada nuevo relato tuyo que leo, más me reafirmo en mi apreciación sobre tu literatura. Te felicito.
Un abrazo fuerte.
¡Hala!, Ya está; ya me he puesto rojo…
No sabes cuanto te agradezco todas esas cosas que me dices, María José. Es una suerte poder recibir tus comentarios tan expresivos.
Muchísimas gracias.
Un pedazo de beso.
Antonio, esmerada tu prosa y el tono con que narra la historia de tu protagonista. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
Tremendo contraste entre la riqueza léxica, la exuberancia de expresiones elaboradas y la sencillez de la profesión que solo necesita cuatro letras para ser descrita.
(No había opción de colgar comentarios en tu relato. Me alegro de que se haya arregaldo al fin.)
Gracias Edita. El vacío se suele cebar con los vulnerables, por algo, vacío y vulnerabilidad, comparten algo demoledor, la invisibilidad.
Gracias por comentar. Un abrazo.
Un relato que nos emociona en cada frase, sumergiéndonos en un desgarrador canto a la soledad y al desamparo en el amor. Espléndido, Antonio, me ha encantado. Abrazos y suerte.
Gracias Salvador. Has captado a la perfección la esencia de lo que he querido contar.
Mil gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo.