ENCUENTRO A11. SEGUNDA RONDA
YOYA MUIÑOS – JEAN DURAND
Los participantes aquí señalados tendrán que publicar en el espacio reservado a los comentarios de esta entrada del blog, un relato INÉDITO de un máximo de 100 palabras (la frase propuesta no suma) antes de las 20 horas (hora local española) del VIERNES 25 DE MAYO y cuya ÚNICA CONDICIÓN es incluir en el texto de forma literal la frase propuesta, que ha sido extraída del poemario “Una manzana en la nevera” de Sandra Sánchez. Vuestra frase, que puede ir localizada en cualquier lugar del relato es
DIOS ES SOLO UN NIÑO
Una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.
Tras la publicación de ambos relatos publicaremos al final de esta misma entrada un enlace a un formulario para la Votación Popular que permanecerá abierto hasta el SÁBADO 26 de MAYO a las 20 horas.
El resultado de este encuentro se hará público en una entrada general de la sección ENoTiCias
Podéis votar en este enlace.
AMOR DE MADRE
Hoy no la oigo llegar, pero el brusco tirón de la persiana me hace saltar de la cama y maldecir. Esa palabrota no se dice -me recrimina- ¡recuerda que Dios es solo un niño! Abre la ventana de par en par, comenta que no debería fumar en la habitación y se tapa la nariz dejando claro que le disgusta el olor. Dice que estoy adelgazando, se despide hasta mañana y me da un beso en la frente. Un día de estos tendré que armarme de valor y cambiar la cerradura… ¡pero me recuerda tanto a mamá!
Hola Yoya, un gusto tener un duelo contigo. Gran relato. Mucha suerte y un cariñoso abrazo.
Saludos.
LA GUERRA DE LOS SEXOS
La sensación era de inminente final. Esta guerra era tan absurda como necesaria: Hombres contra mujeres, por el dominio del vencido.
La fiereza del ataque femenino —acumulada por siglos de pisoteos— terminó por dejarnos desarmados y sin fuerzas. Esperábamos nuestro destino cuando las nubes del cielo se abrieron y un rostro enorme y adolescente se asomó guiñándonos el ojo.
—Dios es solo un niño —exclamaron ellas, confusas.
—¡Dios también es macho! —gritamos delirantes mientras contraatacábamos.
Sintiéndonos ya triunfadores fue cuando oímos llorar a Dios.
Alzamos la mirada y vimos aterrados como una descomunal mano femenina le daba fuertes y sonoras nalgadas a nuestro niño-dios.
Igualmente Jean, encantada de volver a encontrarnos. Estupendo relato también el tuyo. Mucha suerte y un abrazo grande.
Suerte y al voto……
Oleeee vamos a ver qué se puede hacer, porque difícil está mucho!
Besossssss