19. Encuentro en la fiesta
Le dijo a Sofía, su mujer, que trabajaría hasta tarde para terminar por fin el proyecto que se traía entre manos y poderlo entregar al día siguiente. La verdad es que le apetecía echar una cana al aire. En la fiesta de disfraces, se quitó el anillo de casado, lo metió en el bolsillo interior del chaleco de su esmoquin y ocultándose tras la máscara, se dispuso a disfrutar de la noche. Pronto puso los ojos sobre el más bello cuerpo de mujer que bailaba en aquel salón, con el morbo añadido de que sus gráciles movimientos le recordaban a su fiel esposa, que en esos momentos disfrutaría de dulces sueños.
Al quitarse la máscara veneciana en la habitación del hotel, el rostro impenetrable de su mujer, multiplicándose en un laberinto de espejos frente al tocador, lo dejó petrificado.
Ella tampoco estaba donde decía. En carnaval es mejor no quitarse la máscara… Muy bueno.
Un saludo
JM
Tal vez los dos se van a ver por una vez sin máscara.
Saludos JM
Hola, Pilar.
Las canitas al aire que no siempre tienen un buen final.
Gran micro, me gustan esos malentendidos que se descubren cuando nos quitamos el disfraz.
Fenómena, que eres una fenómena.
Un beso muy grande y mucha suerte.
Qué generosa eres Towanda. Se conocían con la máscara puesta, ahora que se la han quitado tienen la oportunidad de aclarar muchas cosas.
Besos preciosa.
Ante una situación así lo procedente es ir al día siguiente a apuntarse a un club de intercambio de parejas. Sería lo más razonable y positivo.
Buen relato María. Suerte.
Pues tal vez sea lo que decidadan ahora que por primera vez se ven sin máscaras.
Gracias por dejar tu comentario.
Hola Pilar, vengo de tu casa, te repito, me ha gustado y divertido este engaño por ambas partes… porque ella tampoco sabría que él era él, no???
Un abrazo amiga.
Pocas veces llegamos a ver la autenticidad de las personas que se nos manifiesta solapada tras su máscara.
Un beso Rosy
María Pilar, las apariencias engañan, incluso donde nunca se espera, tu nos dices con sutileza y ritmo. Suerte y saludos
Así es Calamanda, te pueden pillar donde menos te lo esperas. Yo les he querido dejar en un terreno neutral y sin máscara para que de una vez por todas sean ellos mismos, no sé si me harán caso.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos 🙂
Desde luego la rutina puede con todo, hasta con el amor de verdad. Hermosa historia de pasiones renacidas. Saludos
Cuando uno quiere superar la rutina con el engaño, puede encontrarse con lo que no espera.
Gracias por dejar tu comentario David
Saludos 🙂
Ay esos engaños que acaban engañados. Suerte, María Pilar.
El que quiere jugar con fuego puede resultar chamuscado.
Gracias por dejar tu comentario Lorenzo.
Saludos 🙂
Tal vez no terminen juntos, pero tienen una oportunidad estupenda para hablar de una vez por todas sin máscara.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludo 🙂
Bueno todo queda en casa, siempre puede decir que supo que era ella desde el primer momento que la vio.
O ella puede decir que le siguió porque estaba segura que le engañaba. ¡Jajaja!
Un saludo
Qué corte. Me los supongo, una vez reconocidos mutuamente deciendose: ¿Y ahora qué hacemos?.
Muy bueno, María Pilar.
Ahora les toca a ellos tomar decisiones. Tal vez lo resuelvan con humor.
Un saludo.
Vaya situación… jaja. Muy buen relato. Un abrazo
Gracias por leerlo y dejar tu comentario.
Un saludo
Vivieron siempre enmascarados.
Enhorab uena y suerte.
Besicos muchos.
Sí, creo que ya era hora de que se vieran las caras por una vez en la vida.
Un saludo
Encuentros inesperados, es como la fábula del león cazado. Quizá estas situaciones se den mas a menudo de lo que pensamos.
Un abrazo.
Eso espero: cazado «in fraganti»
Un abrazo
Muy bueno, Maria Pilar y efectivamente el primer dia escribiste el cuento que ayer mismo imaginé yo. Te aseguro que no es plagio, de hecho no leo ninguno hasta que publico el mio para no dejarme influenciar. Suerte compañera
Me alegro de que te guste. Por supuesto que no he pensado en ningún momento en plagio ni nada de eso, pero me hizo gracia ver como habíamos coincidido en lo esencial.
Gracias por pasar por aquí y dejar tu comentario. Suerte para ti.
Está claro que no se conocían, y creo que con el rostro de ella reflejado tantas veces a él le va a costar saber cual es el verdadero rostro de su mujer. Por lo menos ha demostrado ser más inteligente.
Suerte y saludos.
El que no se consuela es porque no quiere, así por lo menos ve a su mujer con otro encanto.
María Pilar, muy simpático.
Un beso