ENE78. AMÉN, SI NO HAY OTRA, de Javier Palanca
Cuando mamá ha despertado hoy, no ha encontrado otra opción. Usará la vieja escopeta del abuelo aunque esté muy lejos de sus preceptos.
Ya ha intentado razonar con ellos innumerables veces, pero ellos tienen un lomo inmenso y un hambre inusitada por aplicar sus graníticas y supuestamente clarividentes sentencias.
Hubiera aguantado mucho más si solo se tratara de sus rosales, pero ayer uno de ellos lastimó a Clara de un coletazo –voluntario y prepotente- entre las risotadas de sus compinches.
Mamá ha querido darle esperanza a la noche, pero esta mañana los dinosaurios seguían en nuestro jardín.
No comprendo lo de las sentencias, pero el micro me ha parecido muy bueno, con buen ritmo y atmósfera y bien narrado.
El final redondo.
Ellos se lo buscaron, por chuletas y desconsiderados.
Felicidades y suerte.
Gracias Antonia.
Yo si comprendo lo de las sentencias, pero no tiene mérito. Si te apetece. piensa actualmente quienes pueden ser los dinosaurios.
Besos
BUeno. Sí. Enhorabuena.
Lines
Gracias Lines, un placer.
Original lucha contra los dinosaurios del jardin, Javier.
Suerte.
A veces, Nicoleta, no nos dejan más opción.
Besos
Agradezco, Ana, tu apreciación.
Estos dinosaurios son peores que el de Monterrosso: descarados y prepotentes, a mamá no le queda otra.
Me ha gustado.
En los que yo pensaba desde luego que son mucho peores.
Gracias y abrazos
Me ha gustado encontrar dinosaurios en el jardín… Esperemos que no nos acorralen hasta ese nivel de tener que disparar.
Bien desarrollado, Javier.
Amparo Martínez alonso
Me parece que por desgracia ya no nos van dejando muchas opciones, pero desde luego esa será la última.
Abrazos
La escopeta del abuelo, qué bueno. Pues nada, a por ellos si son pocos. También se puede recurrir al veneno. Hay un árbol, el tejo, cuyas hojas son muy venenosas y podía ponérselo de cebo.
Un abrazo.
El tejo es un árbol precioso, y tiene esa particularidad. En el desayuno se lo ponía yo a unos cuantos dinosaurios que por desgracia no son pocos.
Un abrazo
Cuando toca, toca. Me gusta su desarrollo y final.
María Rojas
A veces no hay otra si te ponen contra la espada y la pared. Nunca apetece pero…
Abrazos
Qué rotundo. Pero claro, si ya no se conforman con pisotear las rosas y empiezan a atacar a los niños, entiendo a esa madre coraje. Sólo espero que no sea premonitorio. Un saludo.
Claro, llega ese momento en que tocan lo más preciado, que a veces son los niños y otras la libertad.
Un abrazo
Vale, venga, pues otro micro ganador. Me flipa lo que sois capaces de decir sin decir. Abrazos.
Vale, acepto tu premio encantado.
La verdad es que me resulta interesante ver lo que los demás intuyen que hay detrás o en el fondo. Lo que pasa es que a veces no lo consigues, y no es culpa del lector.