ENE91. CEGUERA TRANSITORIA, de Eva Galindo Esteban
Esa mañana se encontraron y los ojos de ella no le dejaron ya ver su interior. Se habían convertido en un espejo en el que sus sonrisas se reflejaban sin más junto a otras. Como prueba ofreció sus caricias y no las quiso. ¿Mudaste de piel? – se preguntó desconcertado mientras despertó del sueño en el que había estado sumido. Toma aire y carga con quien ahora es tras haberse perdido entre besos, caricias y monólogos ajenos de verdades que duelen. Se impone distancia. «Eso ayuda«, aconseja una voz amiga. A la deriva todavía desea con todas sus fuerzas que se apaguen su intenso aroma y las sensaciones ahora inalcanzables cuando despierte, otra vez.
Si supieras, tocaya, cuan dentro me ha llegado tu micro…Suerte y un saludo.
Buenas, Eva.
Agradezco mucho tus palabras. La metamorfosis de sentimientos de alguien sin que nos pida «permiso» es descorazonante… Distancia y tiempo, dice la receta de nuestras abuelas = ) Muchas gracias por sentir mis letras.
Un saludo
Sí, a la deriva y casi se naufraga.
Bueno y verdad.
Lines
Hola, Lines.
A la deriva y sin rumbo… Si abrimos los ojos durante el suficiente tiempo quizá localicemos un faro …
Muchas gracias por leerme¡¡¡
Un saludo
Visceral Eva, sabes llegar…
Besos y distancia 😉
Qué tal, Desdémona???
Visceralidad, impulsividad, ¿locura transitoria?… Ceguera, sordera y ¿estupidez? Ja ja Sometimes se necesitan fronteras, no valen metros 🙂
Besos y ¿paciencia?
El amor no se apaga, es una espiral que todo lo contamina. Enhorabuena y gracias por ofrecer tanto sentimiento. Suerte y un abrazo Eva.
Buenas, Juancho
Muchas gracias por tu bonito comentario. Sentimientos y cosas que pasan… La vida late con dulces espirales y fuego…
Un abrazo