ENE95. AMANECER, de Miguel Jimenez Salvador
Cuando desperté, yo y el mundo aun estábamos allí. Los agoreros venían pronosticando, hacía meses, el fin de una existencia, pero al cabo, el plazo se había cumplido y había vuelto a amanecer.
Me aseé el rostro con mi lengua, larga y áspera, como cada mañana. Hice los acostumbrados estiramientos para deshacerme de la modorra. Atusé un poco mi lecho de hierba seca (tengo que acordarme de conseguir más, que las piedras ya se me clavan en el costado cuando me remuevo por la noche) y tras rascarme el lomo en las aristas de una Ceiba, me dispuse a iniciar una nueva jornada.
¡Claro!, los gatos y sus7 vidas, sonrío.
Abrazo y ronroneo.
Lines
Me gusta lo de los gatos Lines.
Un abrazo arrullado.
Decía en tu blog, que este relato es tn auténtico como la vida misma. En cuanto al calendario Maya, ayyyyy que mal lohemos interpretado.
Suerte.
Besicos muchos.
Lo de los mayas es complicado, je je. Mi compañera tiene la teoría de que en realidad el mundo sí que se ha acabado. Pero que está todo tan jodido que no nos hemos dado cuenta… je je.
Un besazo Nani.
Claro, claro, estaba yo tan «obsesionada» con mis pollos que encontré un dinosaurio donde habitaba un gato…jajaja….
Borra, borra, borra el comentario que dejé en tu blog porque estaba bajo la anestesia de mi micro. 😉
Un abrazo y muchas gracias por llegar hasta mi casa.
Je je, yo no borro nada, je je.
Yo también pensaba en dinosaurios, confieso, pero quien soy yo. Yo solo lo escribo, quienes le dais vida sois vosotr@s.
Siempre es un placer pasar por tu casa, un abrazo.
Pues yo también he pensado en un dino. Pero me ha despistado lo de la Ceiba -interesante aportación, apropiadisísima-. Pues venga, que sea gato!! Un abrazo y me voy a relamer un poquillo, aprovechando.
Una cosita. «…, el mundo y yo aún estábamos allí». Como me decía mi ama de txiki, «el burro delante para que la burra no se espante». Que como te pille Antonia te cruje.
¿Y porque no se puede relamer un sáurido? Je je. No me gusta mucho explicar lo que escribo, pero la imagen que me vino a la mente era la de un brontosaurio comportándose como un personaje perezoso (que bien podía ser un gato).
Lo del «yo y el mundo» era a propósito, supongo que le debería haber puntuado diferente, por ejemplo:
Cuando desperté yo, y el mundo, aun estábamos allí…
O incluso entre paréntesis, no se, me cuesta un poco a veces expresar las cosas como quisiera.
Un abrazo Aurora, gracias por los comentarios.
Pues si que me gusta mucho más la imagen del brontosaurio que la del gatito minino.
Además, tiene la lengua más larga, no?
Me quedo con dino, como los picapiedra y como tú, que para eso eres el autor.
Y si quieres, me acuerdo de la canción «yo y mi llama, pues llama se llama, nos vamos a la clínica dental, al, al, al» de Barrio Sésamo. Ahí también iba por delante el yo y jamás lo hemos discutido.
Tienes razón en todo y permíteme que te corrija (otra vez), pero creo que te expresas de maravilla.
(Ya ves que yo vi al dino desde el principio).
Y lo bonito que es mirar una cosa y que cada uno vea algo diferente.
Un abrazo.
Sea lo que sea, gato o saurio, lo que gusta es la idea de que la cotidianidad se imponga en todo tipo de vida, en todo tiempo, y en todo lugar. Y eso de incluir el árbol sagrado de los Mayas, me parece un guiño muy bueno.
Buena suerte
Saludos.
Gracias Paloma por tu comentario.
Una Ceiba centenaria en medio de la sabana es un espectáculo de poder natural… No me extraña que los mayas lo adoptaran como sagrado.
Un abrazo. Suerte para ti también.
Me gusta la sencillez narrativa, sin complicaciones. Me ibas sacando una sonrisa al pensar que el protagonista había sufrido una metamorfosis y no se había dado cuento, pero al final parece que era un animal antes de. No veo ese algo que debe tener de giro, no sé. Venga, suerte.
Gracias Ximens, aprecio mucho tus comentarios.
A veces también me gustan las historias sencillas, sin giros inesperados. Como una especie de vacaciones del sobresalto.
Incluso pueden llegar a sorprender, sólo por eso, je je.
Un abrazo.
Suerte para ti también.