18 ENFOQUE, TONO Y COLOR (A. BARCELÓ)
Alucinó al percatarse de que lo que ella estaba narrando era el relato del romance que habían mantenido. Le sorprendió mucho más comprobar que la versión que escuchaba era completamente distinta de la suya. Lo que para él significaba el grato recuerdo de un amor que había llegado a idealizar como platónico, para ella era una herida abierta que no acababa de cicatrizar. Era como ver el positivo y el negativo de la misma fotografía. Cuando contó el momento de la separación, su voz sonó quebrada e hizo que a él se le cayera el alma al suelo, sobre todo al pensar que fue ella la que se empeñó en cerrar para siempre la relación, pues de lo contrario ambos habrían sufrido más de lo necesario. Ella insistió en dinamitar todos los puentes: lo suyo era imposible, sus mundos eran completamente antagónicos.
La tímida chiquilla de aquel verano, convertida ahora en estrella del pop, giró el micrófono para que las cuarenta mil personas que habían acudido a su concierto repitiesen el estribillo de la canción completamente inédita que estrenaba justo allí. Se escuchó al unísono: “Sería mejor que no hubiese sucedido”. Él mostró su desacuerdo abandonando el estadio.
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Todo depende del color del cristal con que se mire. Cómo puede ser que una misma historia compartida tenga argumentos contrarios para cada uno. Pues sí, es cuento, pero podría ser verdad.
Hola, Edita.
Lo primero, felicitarte por tu merecida mención de la convocatoria anterior y, hecho esto, lo siguiente es agradecer tu certero comentario de mi interpretación de SAUDADE.
Un abrazo.
Había una canción de Dyango, allá por el Pleistoceno (qué habrá sido de ese hombre), que decía: «Es mejor querer y después perder que nunca haber querido». La relación de esta pareja, aunque fallida, les ha aportado algo a ambos. También es cierto que en una ruptura siempre hay uno que sufre más que el otro, pero también es verdad que el cerebro moldea los recuerdos como mejor le parece.
Un relato sobre la vida misma, porque a quien no le haya pasado algo semejante, detalles aparte, qie tire la primera piedra.
Un abrazo y una reverencia, apreciado tocayo.
Suerte
Hola, mi querido tocayo.
Me acuerdo de Dyango, sin duda un gran cantante. Acertadísima esa referencia a una de sus canciones para aludir a mi relato. No es de extrañar, porque tú siempre analizas los textos muy sabiamente.
Me honras con tus comentarios, no soy merecedor de tamaño gesto como una reverencia, por eso te la agradezco más si cabe.
Un abrazo.
Querido Barceló: como alguien me dijo una vez, «no vemos las cosas como son, las vemos como somos», y creo que éste es el caso de la pareja protagonista de tu relato. Para él, ella fue un amor platónico, y para ella, ahora cantante famosa, él fue el chico que la lastimó, y tanto, que tuvo que incluir esa vivencia en su nueva canción pop, así que es comprensible la reacción de él abandonando el estadio, porque aunque él sea uno más entre el público, creo que siente que lo deja en evidencia…
Lo que sí, me llama la atención el título, que supongo tiene que ver con la manera de cantar, ¿es así?
Ya me dirás, amigo.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que apuntas.
Estuve dándole bastantes vueltas al título y lo cambié varias veces. Al final, le puse éste. Te explico: viene a cuento de la reflexión del protagonista de que: «era como ver el positivo y el negativo de la misma fotografía. El enfoque, tono y el color son aspectos importantes a la hora de contemplar una fotografía, aspectos que antes tuvo muy en cuenta quien la realizó o la editó y que, en el momento de observarla, condicionan mucho su interpretación. ¿Quizá he pecado un poco de crítico? Bueno, me pareció que ese era el título que le venía bien a mi relato y ahí ha quedado. Espero haber acertado. No dejes de darme tu opinión, que para mí es valiosísima.
Mis cariños para ti también, mi querida amiga.
Me parece muy interesante ese «diálogo» entre la cantante y el coprotagonista de la historia. Una forma original de contar esa diferencia de pareceres. Saludos y suerte, Ángel.
Hola, Antonio.
Muchas gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya parecido original.
Un afectuoso saludo.
Ángel, está genial, creo que a todos nos ha pasado algo parecido, no solo en el amor, si no también con las amistades, un evento, o un trabajo. En general, hablamos poco y empatizamos menos.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía.
La verdad es que esto que pasa en el relato sucede, de forma más cotidiana, demasiadas veces. Resulta curioso escuchar dos versiones de una misma historia. Si lo hicieramos a menudo, evitaríamos ponernos totalmente a favor de una parte, puesto que al escuchar la versión opuesta nos daríamos cuenta de que quizá ninguna de las dos sea totalmente objetiva.
Agradezco mucho tu comentario. Un abrazo.