102. Engendros (Lola Pacheco)
Arturo no sufrió al nacer. Era perfecto, un hijo único deseado, una bendición. No se quejó nunca, ni al salirle los dientes, ni cuando se caía montando en bici… Sus heridas simplemente sanaban sin dejarle recuerdo de lo vivido.
Aun así, sus padres lloraron desconsolados el día que un alambre le atravesó el párpado. Pensaban que quedaría desfigurado. Milagrosamente, como siempre, sanó.
Sin temor, su crueldad no encontró límites. Ahogaba gatos sin miedo a los arañazos, se metía en cualquier pelea por el placer de desfigurar a los demás. Se creyó invulnerable.
Por eso, el día que volvió a casa con un bote de cristal, no concebía que esa inmundicia hubiera vivido entre sus vísceras: un ser amorfo con la piel escrita como un mapa y un único ojo como un huevo podrido a punto de estallar.
Le repugnaba su visión tanto como le dolía la herida en su vientre. Dolía por primera vez.
Asqueado, prendió fuego al líquido en que flotaba sin imaginar que explotaría.
Mientras el monstruo ardía, Arturo intentaba huir del calor que le comía, que le llenaba el cuerpo de burbujas, que le dejaba encogido para siempre, como su hermano, de nuevo en posición fetal.
Olé esa vuelta atrás. Vaya mes llevamos. Es el mes de la imaginación como acabas de demostrar.
Que ritmo trepidante, que bien cuentas lo que pasa por la mente de un niño. Me gusta
Un micro terriblemente narrado, que crea tensión.
un saludo, Lola
Da pa una peli, Lola, entre Alien y el analgésico de Millenium 🙂
¡Suerte!
¡¡¡Toma ya!!! que traca final. Buenísimo el ritmo y las descripciones.
Suerte Lola.
Lola, muy cinematograficas estas secuencias y llenas de imaginacion. Suerte y saludos
Gran y terrorífica imaginación en tu relato. Que bien nos llevas por historia que lees con gusto y ansia de saber cual será el final para tu indestructible protagonista. Una imagen final sorprendente.
Estupendo. Un beso lola.
No quiero ni pensar en lo que puede llegar a hacer un niño revoltoso que se sabe inmune. Está claro que nadie lo es, ni siquiera un extraterrestre con forma humana, en simbiosis con un ser grotesco. Uno es más presentable a nuestros ojos que el otro, pero engendros son ambos. Por lo menos éstos se han autodestruido, sin que sea necesaria la asistencia de Sigourney Weaver, que no hace falta que venga desde Hollywood, ya estás tú de estrella.
Lola, hagas lo que hagas, siempre es bueno.
Un abrazo
Magnifica historia. Como un Dorian Gray nuestro antihéroe lleva su facultad de regeneración al máximo al escarbar y descubrir en su propio yo el origen de su inmunidad. No comprendió hasta ya el final que destruyendo a su doppelganger, él mismo se reducía a cenizas.
Lorenzo, Lourdes, María Jesú, Eva, Reve Llyn, Calamanda, María Belén, Ángel, Patricia, muchísimas gracias por vuestros comentarios.
Me habláis de películas, de escenas cinematográficas, de Hollywood… Y como curiosidad os cuento que la inspiración me vino del guapísimo Andrés Arturo García Menéndez, Andy García, que según parece nació con el feto atrofiado de su hermano gemelo alojado en el cuello. Nadie es perfecto, ni siquiera los actores fuera de la pantalla.
De nuevo gracias por pararos a leer. Achuchones colectivos. 😀
«María JesúS» quería decir. Estoy fatal.
Este mes va a ser un dolor de muelas para el jurado. Muy bueno Lola. Mucha suerte 🙂
Gracias por pasarte y por tus buenos deseos, Juan Antonio. Un abrazo.