97. Entre líneas
Me desplazan sobre un suave fondo blanco que mancho con la tinta que guardo en mi interior. Creo palabras, frases, textos que, en ocasiones, tacho debido a su incomprensión, al no alcanzar la perfección deseada o, al no encontrar la palabra, la sensación o la musicalidad deseada.
Soy el verdugo de mi propia creatividad.
Me arrojan y desciendo sobre el fondo marcado con mis palabras. Se crea un extraño paréntesis que me permite pensar en la suerte que tengo de poder acariciar y rasgar la suavidad del papel blanco. De no ser una imagen de ese papel. De no ser un simple teclado y un corrector automático que te indica el error o un nuevo sinónimo a utilizar.
Soy un muerto que no escucha ni lee pero habla.
Me abandonan y me dejo acariciar por esa hoja que ya no es blanca. Por la musicalidad de las palabras que la impregnan y que me recuerdan el esfuerzo realizado y compartido. Descanso entre sus susurros que también son míos. Y me desprendo de mí mismo a la espera de un nuevo comienzo pero viejo tacto.
“No es tan fácil escribir sobre nada”
Cualquier forma de arte, en mi modesta opinión, no es otra cosa que la expresión de un sentimiento, pero siempre es necesario un medio, una herramienta: el instrumento de un músico… el pincel de un pintor… ¿la pluma de un escritor, quizás?
Había un tal Jimi Hendrix de quien se decía que sus dedos estaban enraizados en su corazón, pero yo me pregunto qué habría hecho este señor con sus dedos de no haber contado con un instrumento que le permitiera expresarse.
Como decía un viejo profe, vamos a quedarnos con la idea y olvidarnos del ejemplo, porque aunque mucho se ha hablado de la guitarra de Hendrix, no creo que nadie se haya parado a pensar en la pluma de García Márquez o en el pincel de Picasso. Y ciertamente, tampoco es lo mismo, las cosas como son.
Pero si me ha gustado tanto tu micro es porque pones voz y sentimiento (sobre todo, sentimiento) a un objeto para muchos intrascendente, secundario y fácilmente sustituible, pero absolutamente necesario. Y no sé si será el caso de un escritor, pero en muchos músicos el instrumento no sólo forma parte del proceso creativo, sino también de ellos mismos, aunque esto es algo que más que entenderlo, hay que sentirlo.
Interesantísimo este tu punto de vista, muy original, muy bien desarrollado también. Lo tiene todo, de verdad. Sobra decir que personalmente me ha gustado mucho. Bien por ti!!!
Gracias, J. Ignacio!!! Totalmente cierto todo lo que expones y lo comparto al 100%. La idea del micro era realizar un homenaje al objeto que canaliza y transforma la creatividad del artista (sea pintor, músico, fotógrafo o escritor…). La intención era imaginar las emociones que pueden sentir esos objetos que nos permiten ver aquello que creamos o pensamos que podemos llegar a realizar. Esa era la idea hablar, en este caso, de la pluma, el lápiz, bolígrafo que cada uno puede utilizar al escribir borradores o al apuntar ideas. Todo vino a través de un viejo recuerdo de un curso de escritura creativa que realicé hace tiempo en el que los ejercicios se escribían en papel. Ese recuerdo me permitió pensar en el bolígrafo y en lo que podía sentir cuando lo utilizaba o lo abandonaba sobre el papel o libreta.
Encantado de tu opinión, de la reflexión y de que te haya gustado el relato.
Un abrazo,
Marcel
Marcel, es cierto este comentario. Cada caul elige el instrumento con el que se siente más comodo escribiendo. Bonito homenaje. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda!!! Gracias de todo corazón. Es cierto que cada uno escoge el instrumento con el que se siente más cómodo. De hecho, sigo apuntando ideas en libretas pequeñas pero los relatos los realizo sobre el teclado y la imagen virtual de una hoja de papel. El relato habla y homenajea al instrumento del escritor, aquello que le permite plasmar las ideas que bullen en su cabeza, en ponerle una emoción y, también, poner una voz a aquellos que no suelen hablar demasiado.
Un abrazo,
Marcel