54 Entretelas (Rafael Loscertales)
Hoy, de nuevo, he salido del mercado con otra mamá. Todos los días alguna señora me dice cosas —que si estoy más alto, más guapo, más mayor— y entonces busco una falda, hundo mi cara en ella y no miro nada más. Y es que todas llevan ropa parecida y huelen igual de bien: a pan recién hecho, a mermelada de besos, a caricias de canela. Como no me atrevo a mirar por si la señora sigue ahí, hasta que no salimos a la plaza no me doy cuenta de que mi mamá ha cambiado. No digo nada, por vergüenza, porque se está muy bien, y sigo agarrado. No soy el único. Después de charlar entre ellas, nos deslían y cada cual vuelve a la suya. Es entonces cuando aprovecho para mirar a Paula, que me sonríe junto a su mamá. Yo vuelvo a esconder mi cara, pero hay algo que me hace devolverle la sonrisa por la rendija que se forma entre la falda y mis manos.
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Por mucho que se diga que madre no hay más que una, es cierto que todas tienen unas características comunes que, aunque parezca contradictorio, también hacen que sean únicas. Nada existe que más acogedor y protector. No es de extrañar que tu pequeño protagonista, al menos durante un rato, sea capaz de intercambiar a alguien tan importante por quien también ha sido capaz de dar vida. Pero por encima de todo, aún en su mente infantil se despierta un interés hacia una muchacha de su edad.
Por mucho que circunstancias como éstas se hayan repetido a lo largo de la historia, no dejan de ser actuales e igual de apasionantes. Tu forma de contarlo, con originalidad y respeto, se disfruta.
Un abrazo y suerte, Rafael
Gracias Ángel por estar siempre ahí, con esa mirada positiva. Me alegra que lo hayas disfrutado. Un abrazo
Gran Rafa
Me ha gustado mucho tu texto por original y por la minuciosa narratividad con la que está escrito, te felicito.
Gracias, Javi. Encantado de que te guste.
Entretelas, una vergüernza linda, de esas que dan cosquillitas en la panza… el primer amor suele ser así: nos sorprende en la niñez, cuando aún disfrutamos el aroma y la tibieza de las faldas dd mamá…
Un micro delicado, bellamente escrito, que da placer leer.
Felicidades, Rafael.
Cariños,
Mariángeles
Gracias Mariángeles. Siempre me han encantado los ojitos y la sonrisa de un niño luchando entre la vergüenza y la curiosidad. Abrazos.
Rafa,
Me encanta como un simple gesto de vergüenza y cotidiano, lo conviertes en un fantástico texto con un final perfecto.
Genial, como siempre!
Abrazos
Gracias, Aurora. Qué placer tenerte por aquí. Abrazos.
Un estupendo texto, original, felicidades por el mismo y mucha suerte. Antonio
Gracias, Antonio. Encantado de que te haya gustado. Abrazos.
Enhorabuena por esa poesía que has logrado destilar en tu relato. Me ha encantado. Un abrazo y suerte.
¡Rafa! Mírate escribiendo desde la ternura… hasta estos te quedan REbuenos. Sabes que soy fan tuya. Un abrazo grande