30. Epifanía
«El camino del Infierno está empedrado de buenas intenciones». El proverbio golpeaba su cabeza como un mantra. Todo salía del revés, ¡maldita sea! Ponía empeño, de verdad que sí, pero en algún momento las cosas siempre se torcían.
⸺En fin ⸺se dijo un día, harto de la situación⸺, a grandes males grandes remedios. Pongámonos en marcha hacia el Infierno. Quizá allí cambie mi suerte.
Aprovisionó su mochila y puso rumbo hacia el Averno.
Un letrero sobre un muro ⸺«Bienvenido al Infierno, hogar de las buenas intenciones»⸺, marcó el final de su camino y una inmensa pradera lo recibió con alegría.
¡Qué maravilla! Las almas allí recluidas no parecían sufrir ni mostraban signos de tortura.
Un pequeño grupo que construía una pasarela sobre un río llamó su atención. Se acercó dispuesto a ayudar pero… apenas había colocado la primera piedra, cuando el puente se desmoronó con estruendo.
⸺¡Increíble! ⸺musitó, al borde del llanto.
⸺Amigo mío ⸺sonrió un diablillo, apiadado de su torpeza⸺, tu intención es encomiable pero nadie construye un puente sin experiencia, ¿no crees? Regresa a tu mundo y revisa tu enfoque.
Cabizbajo y meditabundo, enfiló el camino de vuelta. Habilidad, esfuerzo, perspectiva… Un nuevo objetivo guiaba su vida.
Igual el infierno no es tan malo como lo pintan. A veces no solo hace falta buena voluntad, preparación y experiencia son buenas compañeras de camino.
Un relato con la humildad y el aprendizaje como coprotagonistas.
Un abrazo y suerte, Marta
Humildad y aprendizaje siempre, así es. Muchísimas gracias, Ángel.
Hasta en el infierno la experiencia es un grado que no se puede acertar a la primera. Lecciones que nos da la vida y vuelta a empezar. Suerte Marta
Muchas gracias, Manuel. Igualmente.
Tu protagonista terminará lográndolo,Marta. Emnpeño no le falta. Ahora solo tiene que practicar las otras virtudes. Un abrazo. Gloria
Seguro que sí. Muchas gracias, Gloria.