La verdad es que nunca escribo micros tan micros (habiendo gente, además, que lo hace tan bien, Modes, Barberà…), pero este lo vi así de claro. Creo que con siete palabras, incluido el título como apunta Sergi, cuenta mucho de cómo era la vida de esa persona que ahora yace en su tumba. O no cuenta nada, que como sabemos depende mucho de los ojos con los que se lea siempre. En todo caso, gracias, compañeros, por vuestros comentarios.
Abrazos a cascoporro.
Miguelàngel… yo no sé hacer este tipo de relatos. Pero por aquí hay un montón de gente que los clava… así que te pongo también en esa nómina. Un saludo 🙂
Jajaja, pues sí, parece que estaba malito.
Lo que no sabemos es si el epitafio lo tenía preparado desde hacía años, en que iba diciendo un día tras otro: yo no estoy bien, no me hacéis caso…
Y claro, al final, al final… 😉
Saludos!
Carme.
Fabuloso. Me causan admiración este tipo de relatos, detrás de su brevedad hay una historia profunda (en este caso podríamos hablar de abandono, indiferencia…).
Felicidades
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Y sin más palabras. Todos los demás escribiendo como locos y llegas tú y nos dejas patidifusos.
Me ha encantado.
Besicos
Directo y rotundo. De maestro.
Enhorabuena.
Ja ja ¡Qué bueno!
Espectacular.
Haces que con seis palabras (más otra del título) se produzca una gran efervescencia cerebral.
Me gusta mucho Miguelángel.
Muy concreto, además de un humor sutil.
Un abrazo y suerte.
Anda, pues debe ser la tumba de Epi.
Felicidades por tu selección.
Malito, malito no se pero ingenioso era el tío ja ja.
Reírse es bueno hasta con la muerte en los talones. Un abrazo Miguel Ángel.
Miguel Ángel, casi compartes mi epitafio, pero mi tumba es ancha, ja ja ja.
«OS DIJE QUE NO ESTABA BIEN»
Un abrazo
Jajaja, pues va a ser que sí estaba malito.
Un beso gordo y que alegro de que estés tan sano y de poder disfrutar tus letras.
Felicidades por tu selección.
Un beso.
GRANDIOSO!
Ole mi niño!
Miguelángel, no tuvieron piedad de él en vida, que pena. Original y triste epitafio. Suerte y saludos
La verdad es que nunca escribo micros tan micros (habiendo gente, además, que lo hace tan bien, Modes, Barberà…), pero este lo vi así de claro. Creo que con siete palabras, incluido el título como apunta Sergi, cuenta mucho de cómo era la vida de esa persona que ahora yace en su tumba. O no cuenta nada, que como sabemos depende mucho de los ojos con los que se lea siempre. En todo caso, gracias, compañeros, por vuestros comentarios.
Abrazos a cascoporro.
¡¡¡ Colosal !!! simple, directo, acertado y genial.
Un beso Miguelángel.
Miguelàngel… yo no sé hacer este tipo de relatos. Pero por aquí hay un montón de gente que los clava… así que te pongo también en esa nómina. Un saludo 🙂
Tenía razón el pobre hombre. Y también tuvo la última palabra.
Muy bueno.
¡Suerte!
Jajaja, pues sí, parece que estaba malito.
Lo que no sabemos es si el epitafio lo tenía preparado desde hacía años, en que iba diciendo un día tras otro: yo no estoy bien, no me hacéis caso…
Y claro, al final, al final… 😉
Saludos!
Carme.
Es buenísimo. Yo le echaba valor y al libro.
¿Se puede decir más con menos? Y encima te ha quedado hasta tierno con ese diminutivo final…Muy bueno, Miguelangel.
Suerte
Fabuloso. Me causan admiración este tipo de relatos, detrás de su brevedad hay una historia profunda (en este caso podríamos hablar de abandono, indiferencia…).
Felicidades